
La estrella de los Lakers no estuvo en el acto de renovación de Doncic y las informaciones sobre su figura se han desvanecido casi en su totalidad. La estrella, relegada a un segundo plano.
Luka Doncic renovó con los Lakers y en ese acontecimiento estuvieron presentes los pesos pesados de la directiva angelina… y también algunos jugadores, incluidos los recientes fichajes de DeAndre Ayton o Marcus Smart. Fue una forma de hacer piña, dar sensación de equipo y que todo el mundo supiera que la unidad era el pan de cada día de una entidad que busca recuperar la gloria del pasado y volver a esos tiempos que fueron mejores. Para eso han entregado las llaves de la institución al esloveno, que llegó traspasado de los Mavericks el pasado mes de febrero en un histórico movimiento fraguado en la incomprensible mente de Nico Harrison. Por eso, los Lakers se pusieron a trabajar rápido para asegurar la continuidad del base y convertirle en el nuevo héroe de la ciudad de la luz. Y por eso en el acto de renovación estaban tantas personalidades presentes. Pero no la de LeBron James, que se encontraba en Los Ángeles pero no acudió a la cita.
El verano del Rey ha sido, por decirlo de alguna manera, particular. Coleó mucho la idea al principio de que se fuera a ir de los Lakers y sonó con relativa fuerza un posible retorno a los Cavaliers para acabar ahí sus días de gloria. Pero los rumores se fueron diluyendo al mismo tiempo que la presencia de la estrella en la esfera pública, con todos los ojos puestos en la renovación de Doncic. Y la realidad es que la situación para LeBron no deja de ser inédita: él siempre ha sido el centro de atención, el que más importaba y el que movía los hilos. Y ahora, parece que la franquicia angelina informa a la estrella eslovena antes que a su eterna figura. Algo comprensible desde el punto de vista del negocio, ya que James va a cumplir 41 años y está ultimando su carrera deportiva mientras que su actual compañero está en su teórico prime y la idea de los Lakers es que esté mucho tiempo con ellos.
Con tanta habladuría, finalmente fue el periodista Marc Stein el que decidió templar los ánimos filtrando una información que probablemente proceda del entorno del veterano jugador. “LeBron y su hijo Bronny James no estuvieron presentes en la conferencia de prensa, pero me han dicho que LeBron se comunicó por FaceTime con Doncic el sábado por la mañana para felicitarlo por su nuevo contrato. Austin Reaves, mientras tanto, se encuentra en Asia en una gira promocional de sus zapatillas Rigorer, la firma de la marca”, ha dicho, mencionado y excusando también la ausencia del mencionado Reaves. Algo muy conveniente dadas las circunstancias, pero que no termina de resolver la situación y arroja ciertas dudas en la relación de LeBron con Doncic… y con la franquicia angelina.
Las palabras de Rob Pelinka demostraban en cierta manera esta tendencia: “Todas las interacciones que hemos tenido con LeBron y, en particular, con Rich Paul, han sido positivas y de apoyo. Si tuviera la oportunidad de retirarse como jugador de Los Ángeles Lakers, sería fantástico”. Es decir, que ya no es una prioridad absoluta para los Lakers que LeBron se retire con la camiseta de los Lakers. Un discurso que ha cambiado (y mucho) con respecto a las pasadas temporadas, más si tenemos en cuenta que LeBron va a disputar su octava temporada consecutiva con la franquicia de púrpura y oro, estando en el mismo sitio más tiempo que nunca. Pero la adquisición de Doncic lo cambió todo, los angelinos se encomiendan ahora a una nueva estrella, miran al futuro y no piensan que sea imprescindible que un jugador que va camino de los 41 años, por mucha leyenda que sea, siga ligado a la entidad. Una estrella que por primera vez tiene un solo año de contrato y que no sabemos hasta dónde llegará. Pero que tiene que aceptar esta nueva realidad, por mucho que le pese. Ya veremos cómo.
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