
El club ha ejecutado su Plan A: se lo ha ofrecido a Mbappé y este ya ha aceptado. En Chamartín se relamen ante un nuevo tsunami comercial. Y la incógnita pasa al ‘9′.
Mbappé será el 10 del Real Madrid. Aún no se ha producido el apretón de manos, pero es algo al 99%. Porque Kylian está a favor. Así que el asunto se puede resumir en una frase: a la espera de una última conversación, está todo dicho. Se relamían en la sombra dos figuras: Güler y Bellingham. E incluso había voces, dentro del Bernabéu, que deslizaban la posibilidad de ofrecérselo a Mastantuono. Pero se ha impuesto la idea inicial. El 10 ha sido ofrecido a Mbappé… y Mbappé lo quiere. Así que en el club ya se preparan para lo que viene: un nuevo tsunami de ventas.
Conviene recordar lo que sucedió con la del 9: en cuestión de horas, la demora para recibirla ya era de mes y medio. Un gigante como Adidas llegó a confesarse desbordado. Tuvo una reacción espectacular y con el paso de los días, exprimiendo trabajos, mitigó los retrasos en las entregas. Pero entonces se vivió un auténtico terremoto comercial. Si bien es cierto que aquel 11 de julio el reciente anuncio de su fichaje supuso un impulso extra, para esta vez se espera algo similar. Locura por el 10 de Kylian.
Plan A
Se ha terminado ejecutando el Plan A. Lo era a finales de mayo, cuando se activó la maquinaria (en stand by durante el Mundial de Clubes y en reposo durante las vacaciones). No había prisa. También por respeto a Modric, su dueño desde 2017 (lo adoptó tras la salida de James). Antes lo llevaron Özil, Lass, Sneijder, Robinho y Figo. En ese orden. Rebobinando al Siglo XX, Seedorf, Laudrup, Sandro y Prosinecki. El hilo es interminable. Responsables de un dorsal emblemático que hoy, 23 de julio, aún carece de dueño de manera oficial. Pero no oficiosa.
Será de Kylian
El Real Madrid ya comunicó a Mbappé que si lo quiere, es suyo. Es algo que se entiende, primero, como un gesto público de liderazgo. Kylian está en estos niveles dentro del club. Y segundo, como un movimiento explosivo a nivel de marketing: viste el 10 con Francia, por lo que pasará a ser su dorsal −estable− para el resto de su carrera. Unificar los dorsales siempre sale bien a nivel de publicidad. De imagen. Es altamente recomendable.
Dos ases bajo la manga
Aceptarlo o no, siempre sería decisión de Kylian. Pero el club se lo pondría sobre la mesa. Por si lo hubiese rechazado, que no ha sido el caso, había dos nombres relamiéndose. Güler se deshacía al pensarlo (es el que viste en Turquía) y en el club lo veían con buenos ojos. Pero también se pensaba en Bellingham, quien está en la misma situación. Pero su historia con el 5, adoptado por admiración a Zidane, es potente por sí sola. Ya vende y mucho.
¿Y Mastantuono?
Había voces dentro del club que deslizaban su nombre. Las mismas que le guardan una confianza superior, dentro de la enorme ilusión que se respira de manera generalizada. Pero era muy improbable. Primero, porque el gran favorito era Mbappé. Y segundo, porque figuras como Güler o Bellingham, en caso de quererlo, a día de hoy tienen más peso. Pero tenía alguna opción. Estos eran los nombres del casting. Uno que ha ganado Mbappé.
¿Y qué pasa con el 9?
Bienvenidos al efecto dominó. Al aceptar Kylian el 10, queda libre el 9. Y ahí se abre otro casting. Hace unas semanas, todos los caminos apuntaban a Endrick. Él no tendría ni una duda en aceptarlo y en el club lo veían bien. Pero ante la explosión de Gonzalo y el dilema sobre si alguno no se quedará (lo más probable es que continúen los dos), el asunto se ha paralizado. Y a la vez, calentado. Gonzalo, por supuesto, también aceptaría llevarlo. Se cierra una carpeta, pero se abre otra. La del 9. A partir de ahora, el Bernabéu escuchará: “Y con el 10… ¡Kylian Mbappé!“.