Mastantuono está bendecido

Su debut disparó aún más la ilusión del Bernabéu, que reclamó su entrada. Xabi, feliz: “Agitó y aportó buena energía”. Ha sepultado a Rodrygo.

El fútbol y más el Real Madrid no esperan a nadie. Da igual que tengas sólo 24 años y en ese tiempo hayas besado dos Champions con goles para la historia. Rodrygo ha sido ‘atropellado’ por su mala pasada temporada, el gusto de Xabi y ese volcán a puntito de erupcionar que parece Mastantuono. Ha pasado a ser el único elemento discordante en el panorama blanco. Una estrella apagada con un futuro en el que no hay precisamente luz. El Madrid no va a regalar su talento a nadie. O aparecen los 100 millones o se queda. Todo lo contrario que Mastantuono, ídolo exprés tras sólo cuatro entrenamientos.

Eso no quita que la situación sea una roca en el zapato del club. En el tortuoso inicio de Rodry en la era Xabi parece haber cada día un nuevo capítulo en el descenso al abismo. Contra Osasuna, ni un minuto. Lo de Innsbruck no se puede considerar ni espejismo. La cara del aún 11 madridista cuando correteaba la banda del Bernabéu durante el calentamiento y veía entrar a Mastantuono antes que él fue una imagen televisiva editorializante. Serio. La mirada ya se perdió definitivamente cuando le hicieron volver al banquillo… En la segunda fila de asientos, mordiendo un tapón. La viva expresión de un tierra trágame.

Ese cambio de Mastantuono habla más de los planes de Xabi que cualquier conferencia de Prensa y más de las ilusiones del madridismo que cualquier encuesta de popularidad. El “¡Franco, Franco!” del Bernabéu para acabar de bendecir su debut sin haber entrado aún en contacto con un balón es el triunfo supremo de la novedad sobre el pasado. Y Rodrygo sabe quién es quién.

Ni siquiera podría tener el consuelo de un arranque tímido de su competencia. La personalidad de Mastantuono es embriagante. Tampoco Brahim puede contenerla. El nuevo 30 blanco intervino en 28 acciones, por las 41 del malagueño, que jugó casi el doble de minutos. Nada más entrar, el ex de River chutó un corner con veneno que casi convierte Tchouameni en el 2-0. Una zurda acorde a su ambición.

Xabi tuvo que afrontar la situación de Rodrygo (“No hay que hacer una lectura a futuro, si a tres meses vista tiene los mismos minutos…”) pero la sonrisa casi le dio en la capota del Bernabéu al hablar de Mastantuono: “Ha agitado, ha traído buena energía…”. Hay flechazo.

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