En un día de homenajes diversos y de mucha emoción en el ambiente del fútbol por su cumpleaños número 60, Diego Maradona también tuvo su celebración en el Bosque, donde Gimnasia y Esgrima La Plata comenzó su participación en la Copa Liga Profesional.
Sin hinchas en el estadio por la pandemia de Coronavirus que detuvo la actividad local durante siete meses, el sonido ambiente del estadio Juan Carmelo Zerillo jugó un papel fundamental.
Apenas Maradona asomó su figura en el campo de juego desde la boca del Lobo, se escuchó el típico “olé, olé, olé, Diego, Diego”. Poco antes, había hecho su ingreso al estadio en una camioneta negra esponsorizada con una bebida energizante.
Atrás ya habían quedado los festejos en la intimidad y la excelente noticia de que fueron negativos los resultados de los testeos de una persona con la que había mantenido contacto estrecho y que presentó síntomas de Covid-19.
El Diez cruzó la cancha a su ritmo, lentamente. Fuegos artificiales fuera del estadio envolvieron su caminata a lo ancho de la cancha.
Del lado opuesto lo recibió Marcelo Tinelli, presidente de San Lorenzo y de la Liga Profesional, quien le entregó una plaqueta.
Lo mismo hizo el titular de la AFA, Claudio Tapia. “Estamos muy felices. El fútbol argentino te debe mucho”, le dijo Chiqui.
Gabriel Pellegrino, presidente de Gimnasia, le entregó una camiseta del Lobo enmarcada y Maradona se dirigió hacia las dos tortas de cumpleaños que había por allí.
De inmediato se sentó en su típico sillón, a un costado del campo de juego. Allí recibió un nuevo saludo de Tinelli y Tapia. Luego, emocionado, se retiró del campo de juego.
El sillón quedó vacío, pero la grandeza del Diez quedó flotando por todo el Bosque.