Mi anécdota con Maradona, la única, sucedió antes de que naciera.
Imagino una charla parecida a ésto:
-Chicos, les permitimos elegir el nombre de su hermano.
-¡Se tiene que llamar Diego, como Maradona!
Eso fue, probablemente, en algún momento de 1983, ya que nací el 13 de enero de 1984.Incluso me han contado que el día que vi la luz por primera vez, además de haberle robado el protagonismo a mi abuelo, nacido otro 13 de enero, aunque mucho antes, todos se le aparecieron cantando algo sobre Dieguito Maradona.
Fui Diego antes que muchos otros Diegos que nacieron después del Mundial del 86, simplemente porque soy de Argentinos Juniors. Mientras millones de personas aseguran haber estado en la cancha el día que Pelusa debutó en Primera contra Talleres, mi viejo es de los pocos que estuvo de verdad. Hasta mi vieja fue, que era hincha de Boca. Y ambos ya lo veían hacer jueguitos cuando todavía le faltaba para empezar a deslumbrar en la máxima categoría.
La vida me llevó a ser periodista, y ni así volví a tener ni cerca a Maradona. Mi anécdota con él es la forma en la que todos me llaman.
Hoy, que él cumple 60 mientras yo llevo a duras penas los 36, escribiré sobre el partido que jugará el Gimnasia que entrena, deseando que sea feliz, que se olvide de todo y disfrute en su lugar en el mundo: el campo de juego.
En el Mundial del 90 ya tenía algo de uso de razón y me deslumbraba con su aura. En el 94, jugaba a imitarlo haciendo jueguitos con una pelota de tenis cuando me enteré que le habían cortado las piernas, y ya nunca más pude disfrutarlo como jugador, porque con otras camisetas que no fueran del Bicho o Argentina no podía.
Todo lo que pasó antes o después en su vida privada, no me incumbe. Solo puedo decir que yo, llamado Diego por Diego, nunca fui lo mejor en lo mío, que nunca hice tan feliz a una persona como él a todo un país, ni nadie le puso mi nombre a su hijo.
Feliz cumpleaños, Diego….
Diego