En una ruta alemana, a los 9 años, Farid Mohamed perdió la vida. Un accidente automovilístico le provocó a Antonio Mohamed un dolor irreparable, seguramente el más grande de su vida.
El técnico argentino había llegado a ese país europeo junto a uno de sus hijos para ver el Mundial 2006. Y la tragedia, desafortunadamente, lo alcanzó.
Farid había nacido en México, mientras el apodado Turco jugaba en la Liga de ese país, y se hizo hincha de Monterrey cuando su padre brillaba en ese equipo.
Lo concreto es que el entrenador aún debía cumplirle una promesa a Farid. La primera estaba saldada: devolver a Huracán a Primera División, en 2007, después de no poder conservar la categoría en la Promoción ante Argentinos Juniors un año antes, en la previa del Mundial.
Restaba una que se le hizo esquiva en 2016, cuando cayó contra Pachuca, y en 2017, cuando perdió contra Tigres. Pero en 2019, en su retorno a Rayados, Mohamed no falló. La tercera fue la vencida.
Cuando Leonel Vangioni convirtió el penal que aseguró el título para Monterrey en la madrugada de este lunes en Argentina, Mohamed permaneció en el banco de suplentes y rompió en llanto. Casi de inmediato fue abrazado por sus colaboradores.
Un dato anecdótico será que logró su tercer conquista en el fútbol mexicano, después de las obtenidas con Xolos en 2012 y América en 2014.
El sentimiento de satisfacción del ex entrenador de Colón e Independiente seguramente es mucho mayor, por sentir que cumplió su promesa.
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