Ya se convirtió en una práctica habitual y no aparece una solución para frenarla. En los últimos años se repitieron los casos de promesas de las inferiores de los clubes argentinos que abruptamente desaparecen y sorpresivamente se incorporan a equipos europeos amparados en “la patria potestad”.
Juventus anunció hoy que Matías Soule, delantero de 16 años de la Séptima División de Vélez, se sumará a sus categorías inferiores. La prensa italiana arriesgó a trazar un paralelo futbolístico presentándolo como “el nuevo Di María”.
Soulé, nacido en Mar del Plata el 15 de abril de 2003, integró la Selección Argentina Sub-16 que a principios de este año conquistó el Torneo Desenvolvimiento en Portugal. En Vélez también fue campeón: de Octava División el año pasado cuando El Fortín derrotó a San Lorenzo 1 a 0, con un gol del propio Soulé, en la final.
Hace unos meses, Vélez le ofreció firmar su primer contrato profesional, pero no recibió respuesta del futbolista ni de su entorno. Y Soulé dejó de asistir a la Villa Olímpica a entrenar y jugar. Pocos días después se supo que estaba en Europa, junto a su representante, negociando con diversos clubes.
La patria potestad es el mecanismo legal que permite a los padres llevarse a su hijo menor de 18 años a un club de otro país. El argumento es haber conseguido mejores condiciones laborales y económicas en el exterior. Así, en el pasado se fueron a Europa, sin que a sus clubes argentinos les quedase un peso, Esteban Cambiasso y Fabricio Coloccini. Y la sangría no paró: Osvaldo Forestieri, Brian Sarmiento, Leonardo Suárez, etcétera…hasta el reciente caso de Giuliano Simeone (de River al Atlético de Madrid).
Vélez había sufrido hace tres años uno de estos casos de robos de futbolistas menores: Benjamín Garré, jugador de la Selección Sub 17, incorporado a Manchester City por la patria potestad. Más allá del fuerte reclamo en FIFA, el castigo fue multa y resarcimiento leves.
Así en lugar de cobrar por una jugosa transferencia, a los clubes argentinos solamente le corresponde el porcentaje por derechos de formación y mecanismo de solidaridad, una cifra que ronda el 5% cuando el futbolista firma su primer contrato profesional y es transferido a otras entidades.