Héctor Oscar “Chulo” Rivoira, volante ofensivo de gran pegada en sus épocas de futbolista e inteligente estratega en su etapa de director técnico, falleció víctima de un cáncer que se intensificó en los últimos meses. Tenía apenas 59 años.
Desarrolló la mayor parte de su trayectoria en el ascenso y como técnico condujo tres ascensos desde la B Nacional a la categoría máxima: Chacarita Juniors en 1999, Instituto en 2004 y Atlético Tucumán en 2009.
Como futbolista Rivoira también fue partícipe de ascensos históricos, en dos equipos que lograron hazañas. Con Sportivo Italiano, tras las finales con Huracán con definición por penales, subió a Primera A. Y con Ituzaingó, también en desempate por penales luego del 1 a 1, frente a Los Andes, para sacar pasaje directo a la B Nacional.
Nacido, criado y vecino enamorado de su Ituzaingó, ciudad donde nació el 10 de abril de 1960, comenzó su carrera en Almirante Brown, y continuó en Sportivo Italiano, Lanús, Defensores de Belgrano e Ituzaingó. El volante diestro se destacaba en aquellos campeonatos de Primera B por su calidad técnica y la precisión y violencia de sus remates.
En Ituzaingó le puso punto final a su trayectoria como futbolista e inició la de entrenador. Y no paró más, continuó en Almirante Brown (dos ciclos), Nueva Chicago, Chacarita Juniors (tres etapas), Quilmes, Liga Deportiva Universitaria de Ecuador, Instituto (tres ciclos), Ferro Carril Oeste,Atlético Tucumán (dos ciclos), Huracán (dos etapas), Rosario Cental, Olimpo y Crucero del Norte.
Rivoira era un tipo muy querido y respetado en el ascenso argentino, que hoy derrama una lágrima por su partida.