Cuando Daniele De Rossi hacía su aparición en la Primera División de Roma de Italia, en octubre del año 2001, Nicolás Capaldo no había cumplido aún tres años.
Lógicamente, el joven volante formado en las divisiones inferiores Xeneizes ni siquiera vislumbraba un futuro con la camiseta azul y oro. Seguramente, apenas le daba sus primeras patadas a la pelota en su Santa Rosa natal.
Casi dos décadas después, Capaldo se transformó en uno de los mediocampistas predilectos del entrenador de Boca, Gustavo Alfaro, y será titular en el juego de este martes ante Almagro, por la Copa Argentina.
Relegará el juvenil a futbolistas un tanto más experimentados como Iván Marcone o Jorman Campuzano.
Pero no es ese el dato más significativo, sino que a su lado estará De Rossi, el italiano campeón del mundo que, después de toda una vida deportiva en Roma, decidió cruzar el océano para experimentar en vivo y en directo la sensación de jugar con la camiseta de Boca.
En el estadio ciudad de La Plata, y en el debut absoluto de De Rossi en el Xeneize, ambos futbolistas, uno de 21 años, el otro de 36, serán el corazón de un equipo boquense que modificará levemente su fisonomía para permitir el ingreso del italiano.
Recuperar y dar el primer pase de manera precisa para tener un buen inicio de circulación del balón serán, seguramente, las principales funciones de De Rossi y Capaldo frente a Almagro.
Es que la creación y el desequilibrio, en condiciones normales, debería recaer en Eduardo Salvio, Mauro Zárate y Alexis Mac Allister, quienes deberían abastecer a Ramón Ábila.
El juego ante el equipo de José Ingenieros, que se prepara para el inicio de la Primera Nacional, será un termómetro para que Alfaro determine la continuidad o no en el tiempo de un dibujo inédito desde su llegada a la institución.
Y por supuesto, será una buena chance de comenzar con el pie de derecho para De Rossi y una gran posibilidad para Capaldo de asumir el papel de mejor acompañante del volante italiano.