Abran paso a Mbappé

San Mamés fue un kilómetro cero para el francés. Desde su punto más bajo, ocho goles en diez partidos y cuatro en los últimos tres. El líder del líder.

Ya está aquí. Hace no mucho era Kylian, que es bastante, pero ya es Mbappé. El futbolista que tantos años persiguió el Madrid. Ya se reconoce al mirarse al espejo. Al otro lado ya no está la imagen distorsionada de San Mamés. Allí, contra el Athletic, se resquebrajó el termómetro de confianza. Falló un penalti y pasó de puntillas cuando los focos más quemaban. “Toqué fondo”, reconoció. De puertas para fuera y para dentro. Propósito de enmienda también en el vestuario. Allí, en Bilbao, hizo clic. Y ahora ese termómetro está por las nubes. La radiografía del renacimiento la trazan los goles: cuatro en los tres últimos partidos; ocho en los últimos diez. Con Bilbao como kilómetro cero. Pero también por todo lo demás. Su gestualidad. Más fino y grácil en los movimientos, más preciso y potente. De la desesperación a la exuberancia. Zarpazo a zarpazo (ya lleva 17), arrancada a arrancada. Ahora es goleador y cazador. Voraz. Y líder. Sobre todo, líder. En un Madrid en la cima, el sherpa es Mbappé.

Las Palmas lo confirmó. Kylian fue un huracán. Hizo dos tantos, aunque pudieron ser más. Uno anulado (el séptimo de la temporada), bien o mal según a quien pregunte, y otros evitados por un Cillessen que fue la única defensa de un equipo sin defensa. El empate llegó desde los 11 metros. El primer penalti desde los errados ante Liverpool y Athletic. Si aquellos los afrontó timorato, este fue a la red sin dudas. El segundo, el de Brahim y el de la remontada, nació de sus botas. De su cabalgada y de un zapatazo que Cillessen sólo pudo desviar (ya voló minutos antes ante otro gran chut del 9) a la bota de Lucas Vázquez. El tercero, del interior de sus Nike recién estrenadas a la escuadra grancanaria. Y el cuarto y último, el broche a una noche dorada de Rodrygo, germinó en una apertura de Kylian a Fran García. Amén de completar dos regates, crear cuatro ocasiones y rematar a portería más que nadie (cinco). No es novedad. Pero donde antes había agua, ahora hunde la flota.

Y donde antes había cierto runrún, ahora hay ovación. La que le dedicó el Bernabéu tras su exhibición ante Las Palmas, atronadora. “Siempre es un sueño vivir algo así”, sonrió a pie de campo. Y verbalizó la realidad: “Soy muy feliz, ya estoy adaptado al equipo y puedo jugar como quiero”. Eso que le faltó hasta San Mamés: “Aquel partido me hizo bien; me di cuenta de que debía dar el máximo, jugar con personalidad”. Venía de tres tantos en los diez anteriores y tampoco hubo diana aquel día. Un paisaje contrapuesto con el actual: ocho en diez. Ahora destaca incluso en la depresión general. “Sólo me quedo con Mbappé, ha sido el mejor”, asumió Ancelotti tras la catástrofe de Yeda (2-5). También brilla en Copa, véase el golazo al Celta, y lo hace en Liga. Tanto que pensar en el Pichichi (ya lo es del Madrid con 17 tantos -12 en Liga por los 16 de Lewandowski-) ya no es una quimera.

“El mejor delantero del mundo” acecha

Si Mbappé ha pisado el acelerador, Lewandowski lleva varias jornadas al ralentí. También Raphinha. Aquel 4 de diciembre, el polaco llevaba 15 tantos, el brasileño 11 y el francés 8. La dupla azulgrana goleaba de memoria y el madridista veía la portería como un cajón. Desde entonces, Lewy sólo ha marcado uno, su socio en Can Barça ninguno y el 9 blanco, cuatro. En poco más de un mes, de siete dianas a cuatro de distancia. Y Ancelotti avisa: “Es el mejor delantero centro del mundo. Se dudaba de si podía jugar ahí o si mejor en la izquierda. Es un gran delantero, se encuentra muy bien en la zona central, más que en la banda. Su desmarque es único y por dentro lo puede aprovechar mejor”. Ceballos se sumó a la loa: “Parecía un dibujo animado, estaba endiablado”. Mbappé, “el mejor delantero centro del mundo”, ya acecha. El francés, después del partido, volvió a mostrar su madridismo en redes: “Me encanta jugar en el Bernabéu. ¡Hala Madrid!“.

No pretende aglutinar galones, pero su fútbol se los coloca. Y aunque regatea colocarse por encima de nadie, la personalidad no la muestra sólo sobre el verde: “En el Real Madrid, todos los jugadores son líderes. Es el mejor club del mundo, los mejores juegan aquí. Simplemente creo que debemos estar unidos, porque afrontamos muchos retos. Queda casi todo. Es lógico que la gente no se fuera contenta el jueves, normal, porque el Real Madrid tiene que ganar todos los partidos. Pero creo que debemos seguir unidos. Y así, a por todos los títulos”. Palabra de líder. Si no es el Mbappé de Florentino, se le parece. Mucho.

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