Pese a los problemas de enfermería, el equipo llega a Anfield con varios puntos esperanzadores: el retorno de Courtois, la conexión Vini-Mbappé, los goles de Bellingham, seguridad defensiva…
Ver para creer. Cuando más apretado estaba el Madrid por las circunstancias, ha llegado su mejor nivel de la temporada. Es pronto para descorchar el champán, pero suficiente para considerar que el trauma del 0-4 del Clásico ante el Barcelona es pasado. El equipo blanco ha ganado sus últimos dos duelos de Liga con autoridad ante Osasuna y Leganés, marcando siete goles y no encajando ninguno, y acumulando un buen número de noticias positivas que le harán falta para lo que viene. Porque este miércoles, apenas 27 de noviembre, tiene el Madrid su primera final de la temporada.
Es temprano, pero las circunstancias mandan: el Madrid apenas ha sacado seis puntos de doce en la Champions League, ahora mismo es 18º de 32 y el objetivo de clasificarse directo a octavos de final, para lo que necesita terminar entre el primer y el octavo puesto tras ocho partidos, suena lejano. Puede hacerlo, pero para ello tiene que ganar ya su primer partido europeo a domicilio en Copa de Europa, ante el Liverpool en Anfield. Un triunfo ante los ‘reds’ acercaría el objetivo y, de paso, supondría un espaldarazo con el que confirmar definitivamente la mejoría blanca. El rival es de tronío: el único de la Champions que ha sacado todos los puntos posibles y destacadísimo líder de la Premier League (ocho puntos sobre el City). Por suerte para el Madrid, todo son buenas noticias ahora que le toca hacer frente a los Salah, Luis Díaz, Gakpo y compañía.
Solvencia defensiva
En el tema de la defensa, el Madrid puede decir que le ha mirado un tuerto. Aunque sin duda se lo ha buscado en parte, arrancando la temporada sólo con dos centrales sanos y disponibles (Vallejo aparte). Pero a ello se han unido dos roturas de ligamento cruzado en la zaga (Carvajal y Militao) que han dejado en cuadro la línea trasera blanca. Ahora mismo no tiene Ancelotti lateral derecho y sólo cuenta con Rüdiger como central, lo que ha hecho que deba tirar de Asencio, del Castilla. El canterano ha disfrutado de los dos duelos más afinados del equipo con balón del curso, lo que ha facilitado su tarea; tan cierto como eso es que el trabajo que le ha llegado, lo ha superado con creces.
El Madrid acumula dos encuentros sin recibir goles, algo que sólo había hecho una vez este curso, en la primera mitad de septiembre (Betis y Real Sociedad). Pero aquello fue otra cosa, en buena parte casualidad: en Anoeta, recibió tres tiros al poste. Lo de ahora tiene bastante más de estructural que de coyuntural. Ancelotti lo dijo en Butarque: “Las buenas sensaciones de Osasuna se han reafirmado. Estamos más compactos y concentrados”.
El retorno de Courtois
De esa seguridad defensiva tiene buena culpa Courtois, que regresó en Leganés tras su segunda lesión muscular de la temporada, síntoma habitual para un futbolista que el curso pasado se rompió el ligamento cruzado y el menisco y que ahora paga en pequeños e incómodos plazos aquella inactividad prolongada. La mejora defensiva del equipo es una evidencia: no recibió ni un tiro a puerta ante Osasuna y tampoco en Leganés. Pero a ello se une que la presencia del belga es un factor intimidatorio más, y no menor, para los rivales. Que se lo digan al Liverpool: en la final de la Champions de París 2022 fue el MVP blanco rumbo a la 14ª con nueve paradas a los ‘reds’, varias de enorme mérito.
La ausencia del belga dio paso a un Lunin que, recién renovado, no ha transmitido la seguridad que sí dio el curso pasado cuando le arrebató el sitio a Kepa. Ha jugado cinco partidos y el Madrid perdió tres de ellos, encajando ocho goles, incluidos los cuatro del Barça en el Clásico. Con Courtois bajo palos, cambia la película para el Madrid y cambian los ánimos de la grada de Anfield, seguro.
La conexión Vini-Mbappé
Ante el Leganés, llegó al fin ese cambio táctico que tanto le pedían (pedíamos) a Ancelotti y que se negaba a hacer el italiano: Mbappé por la izquierda y Vinicius en punta. No porque haya la seguridad de que así funcionarán mejor, pero al menos por ver algo diferente. Cambiar algo para que algo cambie, dicen. No hubo grandes avances, pero sí la sensación de que por la izquierda Mbappé rasca bastante más bola y de que Vinicius tiene mejor caída como delantero centro, más herramientas para el puesto.
El momento del brasileño no estaba en duda antes de Butarque y sigue sin estarlo después: viene de hacer dos ‘hat-tricks’ recientes, a Dortmund y Osasuna, y en Leganés dio una asistencia al francés para que este pudiese romper su sequía. Llevaba Mbappé cuatro partidos sin marcar y apenas había anotado un tanto en los siete duelos anteriores. La posición, dice Kylian, no es un problema: “Es la historia de mi carrera: jugar por la derecha, por el centro, por la izquierda… Yo quiero jugar y marcar muchos goles”. De cara a Anfield, al menos llegan ambos tras una nueva conexión de gol y con la certeza de que en Liverpool habrá espacios para hacer sufrir a los ingleses, corra el que corra por la izquierda y galope el que galope por el centro.
Bellingham se encuentra
El rendimiento de Bellingham venía dejando que desear este curso. En ello hay una parte de justicia y una de fantasía. La primera es evidente: no estaba fino el inglés, no le salían las cosas en el remate y tampoco en las labores del centro del campo, y el Madrid lo echaba en falta. Lo otro ya no es culpa suya: sus 23 goles de la pasada campaña dibujaron un paisaje que no es eternamente prolongable en el tiempo, un comparación que nadie en su sitio puede sostener.
Siendo eso así, que no hubiese marcado ni un gol en sus primeros 12 partidos de temporada sonaba raro. Hasta el día de Osasuna, que le llegó al fin el premio con su primer tanto del curso. Se fue luego al parón, donde brilló en los dos partidos de Inglaterra para ascender a los ‘pross’ a la primera categoría de la Liga de Naciones. Y en su retorno, volvió a ver portería, con un tanto de cazagoles tras rechace de esos que ya anotó, en cantidad, el curso pasado. Bellingham se ha encontrado al fin y no es un asunto menor. Sin el control de Kroos en el medio, el Madrid necesita más que nunca de su dinamismo en el centro del campo para desatascar situaciones comprometidas.
Un ‘5′ y un lateral
Sin Tchouameni, que no parece que vaya a llegar a Liverpool (y si lo hace, no sería en condiciones óptimas), y sin Lucas Vázquez, otro que también tiene difícil estar en Anfield, Ancelotti ha tenido que inventarse remiendos que han dado bastante mejor resultado de lo esperado. En el centro del campo no es tampoco una novedad: Camavinga ya jugó la pasada final de la Champions ante el Dortmund como ‘5′ y demostró que, pese a que está en su ADN la conducción más que el pase, puede hacerlo. En Leganés, otro ejemplo más.
Y en defensa, un ‘deja-vu’ mejorado: Valverde ya fue lateral en Anfield en la temporada 2020-21, con Zidane en el banquillo, en un duelo de vuelta de cuartos de final con las gradas vacías (era pleno COVID-19). El uruguayo dio aquel día una clase magistral de contundencia defensiva, ante un Liverpool que necesitaba levantar el 3-1 de Valdebebas. En Leganés volvió a tomar ese papel y lo hará de nuevo el miércoles en Inglaterra. Y lo mostrado en Butarque es que, además de ser un excelente lateral de contención, también puede influir en ataque. De hecho, anotó el 0-2 de falta, una especialidad a la que le va cogiendo el gusto, y se plantó varias veces en área contraria, incluso dando una asistencia no aprovechada a Brahim, que hubiese sido el 0-4. Ancelotti ya sabe que puede contar con ambos para Anfield y los dos apuntan a tener sitio asegurado en ese once.
Balas en la recámara
Y de propina, hay jugadores en la recámara que están dando muestras de que pueden aportar más. Como Brahim, que viene de marcar cinco goles en el parón con Marruecos. Sorprendió su suplencia ante el Leganés, lo que se interpretó también como una segura titularidad en el 4-3-3 ante el Liverpool. El rato que salió en Butarque estuvo bien, de hecho participó en el 0-3 y a punto estuvo de marcar su golito.
Aunque su problema tiene nombre: Arda Güler. El turco fue titular en Leganés y firmó un partido interesante, con varias pinceladas de grandísima calidad y, sobre todo, con mucho filo en ataque. No marcó por buenas acciones de Dmitrovic para impedirlo. Había aparecido poco Güler, apenas es su cuarta titularidad del curso, pero le dio para pedir más oportunidades. Ambos se disputan un puesto en el once de Liverpool, con el malagueño en ventaja… de momento.
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