Camavinga anuncia cambios

El regreso del francés, que volverá el jueves con el grupo y al que se espera para el derbi, puede amenazar el estatus de Tchouameni e incluso decantar un cambio de sistema.

El Real Madrid, sin demasiada soltura en el juego, va sacando los resultados adelante en este inicio de temporada. Ha ganado cinco partidos y empatado dos, levantando ya un título (la Supercopa de Europa), marcando 14 goles (dos por encuentro de media) y encajando sólo tres. En ataque, las cosas van saliendo poco a poco; falta aún soltura en las conexiones entre Mbappé, Vinicius, Bellingham y Rodrygo, pero aun así el francés ya suma cinco goles y va mejorando día a día sus apariciones. En defensa los números son buenos (cuatro porterías imbatidas de siete), pero las sensaciones no tanto. Ante el Stuttgart se vio claro: el equipo alemán remató 17 veces, 7 de ellas entre palos, y el Madrid necesitó del mejor Courtois para ganar (3-1). De hecho, el belga fue declarado MVP del encuentro.

Esa falta de equilibrio puede achacarse a varias cosas, pero el principal motivo señalado es el cambio de sistema, del 4-4-2 del curso pasado al 4-3-3 con el que Ancelotti ha incluido a Mbappé en el equipo sin tocar a Vinicius ni Rodrygo, aprovechando la marcha de Kroos. De momento, no termina de funcionar: ni el Madrid obtiene especial ventaja de acumular tres delanteros así ni logra mostrarse sólido sin balón, ni eficiente en la presión. Y todas las miradas buscan a un hombre para solventar el problema: Eduardo Camavinga.

Sin Kroos, el Madrid ha perdido capacidad para tener el balón, y para moverlo. La salida de esférico desde la portería de Courtois está siendo uno de los grandes problemas del equipo, cuando el rival presiona bien obtiene resultados. También para eso se espera al franco-angoleño, para que aporte su dinamismo en el medio y así facilite que el Madrid salte líneas rivales con más facilidad. Pero sobre todo, se cuenta con su omnipresencia en defensa para elevar el tono general de la presión blanca, que hasta el momento ha dejado bastante que desear.

Camavinga lleva lesionado desde el 13 de agosto, cuando se hizo daño en una rodilla durante un lance con Tchouameni en la última sesión antes de la disputa de la Supercopa de Europa, en el Estadio Nacional de Varsovia. El diagnóstico, pese a su gravedad, fue celebrado, pues pudo ser mucho peor: esguince del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda, con una baja esperada de entre seis y siete semanas. A mediados de la semana que viene se cumplirán las seis semanas de recuperación y en el Real Madrid son optimistas con él: el plan es que regrese al trabajo con el grupo el jueves, aunque sea sólo parcialmente, y hay esperanzas de que pueda estar en el derbi del Metropolitano, el domingo 29 de septiembre a partir de las 21:00 horas. Que lo haga como titular es otra historia, pero su presencia en el banquillo ya aportaría otro cromo para usar a Carletto.

Otro cromo… u otro sistema

Y su regreso puede anticipar cambios en el equipo, con dos nombres sobre la mesa: Tchouameni y Rodrygo. En el primer caso, el francés puede sentir la amenaza de su compatriota dado que, de momento, no está mostrando un gran rendimiento como pivote principal del centro del campo blanco. El recuerdo de la labor que Casemiro hizo en ese rol está todavía muy fresco en el imaginario colectivo madridista y Tchouameni anda muy lejos de igualarlo. Ante el Betis dejó buenas sensaciones, luego se lesionó y ante el Stuttgart apenas se le vio, una mala noticia considerando que ante un equipo de tanta posesión y toque como el alemán, el papel del ex del Mónaco era especialmente importante. Tchouameni es un fichaje estratégico del Madrid, costó 80 millones (más otros 20 por objetivos), pero a Ancelotti no le temblará el pulso en reemplazarle si no cumple, como ya sucedió en la segunda parte de la temporada 2022-23.

Y en el caso de Rodrygo, Camavinga puede influir en los minutos del brasileño si Ancelotti decide dar un paso atrás y regresar al 4-4-2 del curso pasado, es decir, optar por un esquema con cuatro medios y dos atacantes. Si eso sucede, Mbappé y Vinicius están por delante en la jerarquía ofensiva blanca y eso Rodrygo lo sabe. No en vano, en el club asumen que las distintas declaraciones y gestos del jugador reivindicando su figura, empezando por sus palabras antes de la última final de la Champions, responden a la presión de saber que su puesto no es tan seguro como lo era el curso anterior, en el que Ancelotti confió en él incluso cuando estaba en pleno bloqueo goleador. Camavinga puede abrirle al Madrid la puerta del 4-4-2 y del equilibrio que tanto busca Ancelotti, pero no caben todos.

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