Este Barça es Rock & Roll

Un Raphinha estelar, un Cubarsí finísimo y un Lamine Yamal desequilibrante destrozan al Valladolid y demuestran que el equipo de Flick va muy en serio.

El Barcelona de Flick ha eclosionado y los rivales pueden dar gracias de que ahora mismo llegue el parón de selecciones y que LaLiga se tome una pausa, porque el equipo blaugrana es un trueno, una apisonadora. El Barça desarboló al Valladolid con un 7-0 que podría haber sido mucho peor (tres postes y un gol anulado) y demuestra que a día de hoy nadie juega como los catalanes. Son puro Rock & Roll en el Olímpic de Montjuïc, que apunta a ser una tortura para cualquier visitante. La cuestión está en ver si con esta plantilla tan justa el equipo blaugrana aguanta todo un curso, pero a día de hoy no les tose nadie.

Flick volvió a demostrar que es un tipo que no engaña y que con él, de momento, pocas sorpresas pueden esperarse. En ausencia del lesionado Bernal, tiró de Casadó, que era la opción lógica y, obviamente, colocó a Dani Olmo de titular por primera vez.

Salió el Barça como un ciclón en busca de su cuarta victoria consecutiva y en 45 minutos hizo con el Valladolid lo que al Madrid le costó 90 minutos de sufrimiento. Los blaugrana avasallaron al equipo castellano con tres tantos en la primera parte, un gol anulado por medio pecho y dos postes de Dani Olmo. El Barça era un vendaval ante el que el Valladolid apenas podía oponer resistencia.

El juego se iniciaba con un Cubarsí finísimo en el desplazamiento de balón para sortear líneas, con Raphinha tirando desmarques como si no hubiera mañana, Pedri mandando en el centro del campo y Dani Olmo apareciendo para rematarlo todo. En un partido y medio el de Terrassa ya suma dos goles y tres disparos al poste.

El Valladolid achicó agua ante el rodillo barcelonista mientras pudo. Pezzolano había dicho en la previa que tratarían de mejorar el plan que les duró 45 minutos en el Santiago Bernabéu. En el Olímpic les duró un cuarto de hora. Lo que tardó Raphinha en cazar un pase de Cubarsí que hubiera firmado Guardiola y marcar el 1-0. Antes, Olmo había disparado al palo y marcado en fuera de juego.

Cuatro minutos después, Lewandowski marcó el segundo en un magnífico desmarque a pase de Lamine Yamal. Y entonces, el Barça metió una marcha más. Este equipo no afloja. Olmo volvió a disparar al palo y antes del descanso, cuando el equipo catalán cosía a saques de esquina a los blanquivioletas, que no pasaban de medio campo excepto cuando Raúl Moro tenía la pelota, Koundé marcó el 3-0 al imponerse en un córner.

Que este Barcelona es voraz se demostró en la segunda parte, cuando destrozó al Valladolid en una segunda parte imperial a pesar de que Flick dio descanso a algunos titulares. Antes, Dani Olmo volvió a disparar al palo y Raphinha, que está felizmente irreconocible, certificó la goleada marcando el cuarto y el quinto de la tarde en un lapso de nueve minutos antes que Dani Olmo se cobrara la pieza que tanto había buscado anotando el sexto, ese gol que tanto se le había negado entre postes y fueras de juego. El impacto de este jugador es tan impresionante como el de Lamine Yamal, que lleva ocho partidos oficiales consecutivos marcando o dando asistencias. La del sexto gol a Raphinha fue impresionante.

Y para acabar la fiesta, con los jugadores clave ya descansando, salió Ferran Torres y aprovechó sus minutos; a asistencia de Raphinha, que jugó probablemente el mejor partido de su vida, anotó el séptimo de un Barça que se va al primer parón mandando en LaLiga con una autoridad insultante. El Barça de Flick es, hoy, un ciclón.

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