Los hombres fuertes de Ancelotti

El italiano se ha rodeado de un grupo de trabajo de élite, encabezado por Davide, para alcanzar el éxito. Su virtud es haber sabido evolucionar con los nuevos tiempos.

La mayor virtud de Carlo Ancelotti (65 años) ha sido saber adaptar su librillo con el paso de los años. Se ha rodeado de un grupo de trabajo de élite que no deja nada al azar. Este es su equipo. En él destaca su hijo, Davide, que se ha ganado la confianza de toda la plantilla, incluidos los pesos pesados, por la pulcritud y fineza de su trabajo. Davide ha decidido estar un año más con su padre, al menos, hasta valorar de nuevo su situación. Porque ofertas importantes no le faltan y quiere empezar una carrera en solitario… Pero eso, de momento, puede esperar.

Davide Ancelotti.

“Mi padre deja hablar a todo su equipo de trabajo”, contaba recientemente Davide en AS. “Esto genera mucho debate interno, y un ambiente de confrontación de ideas que a él le permite seguir joven de cabeza y de pensamiento. Él no quiere un cuerpo técnico de gente que sólo le diga que sí. Hay un desafío constante entre él y yo, y eso me gusta. A veces discutimos, pero creo que eso viene bien”. Esa es la clave de una relación profesional tan fructífera entre padre e hijo. “Se puede decir que tocamos mucho los huevos a mi padre”, resume Davide en un tono jocoso. Acompaña a su padre desde su época en el Nápoles. Con 22 años se licenció en Ciencias del Deporte. Su tesis universitaria sobre las ciencias del motor en los futbolistas fue premiada como una de las mejores y obtuvo puntuaciones muy elevadas en sus cursos como entrenador: un 137 de 140 en la licencia UEFA B y un 13 de 15 en la UEFA A.

Francesco Mauri.

Hijo de Giovanni Mauri, el mítico preparador físico que acompañó a Ancelotti durante casi toda su carrera como entrenador, se ocupa del acondicionamiento a pie de campo junto a Giuseppe Bellistri, este último fichado del Milan. Y se ha convertido en la otra mitad de Davide. Juntos preparan el juego de estrategia: como la jugada del gol de Carvajal en Wembley. Los dos ven los partidos desde el banquillo en una cámara táctica que ofrece los movimientos de los 22 futbolistas en todo momento. Y están en constante contacto con Simone Montanaro, que lo ve desde arriba, en la grada.

Simone Montanaro.

El analista. Combina conocimientos tácticos e informáticos. Empezó en las categorías inferiores de la Roma, y fue con Luis Enrique con quien dio el salto, haciendo para él reportajes de los rivales y ayudándole en la codificación de los programas de análisis. Después le llamó Montella, quien realmente le había promocionado antes que Luis Enrique en el Roma, y estuvo con él en Fiorentina, Milan, Sampdoria y Sevilla. Ancelotti buscó después a Simone Montanaro para el Nápoles y desde entonces, luego en el Everton y ahora en el Madrid, han estado juntos.

Mino Fulco.

Yerno de Ancelotti, es uno de los mejores en el campo de la nutrición en el deporte. Especialista en rendimiento y recuperación. Introduce muchos otros parámetros a los que se obtienen con GPS. Termografía o biomarcadores son algunas de sus palabras clave.

Luis Llopis.

Apareció por primera vez en la cantera del Madrid en 2005. Al primer equipo llegó desde el Granada de Caparrós. Es más que un preparador de porteros para Ancelotti. Interviene en la táctica. Tras el adiós de Zidane se fue a la Real Sociedad, pero volvió. Es un estudioso del fútbol y su trabajo en las tandas de penaltis es también fundamental.

Antonio Pintus.

El preparador físico. Su Método ya es famoso. Vino en la primera etapa de Zidane. Después de abandonar la entidad, regresó al organigrama por decisión del propio club. Cuando Ancelotti volvió al Madrid, el italiano aceptó de buen grado que Pintus se encargase de diseñar la preparación física.

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