El Real Madrid y Barcelona se enfrentar una vez más en Estados Unidos, con Endrick y Lewandowski como grandes animadores de los ataques.
Vuelve el Madrid-Barcelona de Estados Unidos, un Clásico del verano que se viene repitiendo en las últimas temporadas y que se mantendrá muy seguramente en las siguientes, con ambos clubes, eternos rivales en lo deportivo, alineados en lo económico y compañeros de viaje en el proyecto de la Superliga. Ambas entidades comparten la visión global del fútbol y la necesidad de atacar nuevos mercados para garantizar la estabilidad a largo plazo de sus proyectos en un contexto de competencia desleal, con naciones (Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos…) tomando el control de clubes e inyectando liquidez sin límite. La Superliga es la Piedra Rosetta de esa estrategia, pero cuenta con varias derivadas y una de las principales es la de hacerse fuerte en el mercado americano, competir de tú a tú con la Premier por una porción más grande del pastel más goloso que hay en el fútbol más allá de Europa. Y no hay producto más vendible, más solicitado, que el Clásico. Por eso regresa a Estados Unidos por tercera vez consecutiva y por cuarta desde 2017.
Empezó la tradición con aquel 3-2 para el Barça en Miami. No se le dio continuidad en los siguientes años, en los que se eligió por apostar por un derbi en Nueva Jersey de imborrable recuerdo (7-3 para los de Simeone), y luego la pandemia mandó a todos a casa durante un par de veranos. La vuelta a la normalidad trajo consigo también el reconocimiento de que Madrid y Barça no podían dejar pasar más oportunidades: desde entonces, hay un Clásico cada verano en suelo americano. El Barça, de momento, es claro dominador de esa contienda: ya había ganado el de 2017 y ganó también el de 2022 en Las Vegas (0-1) y el de 2023 en Dallas (3-0). Lo de hace un año se trató de un amistoso que en realidad no fue tal: el Barça se regodeó en su contundente victoria, mientras el Madrid maldijo su mala suerte con cinco postes, tres de ellos de Vinicius. Carvajal tomó la palabra en zona mixta y lanzó una premonición: “Que estén tranquilos (los madridistas), que cuando llegue la hora de la verdad les pasaremos por encima”.Y pasaron: el Madrid se llevó los dos Clásicos de Liga (1-2 y 3-2), también la final de la Supercopa de España (4-1) y se proclamó campeón de Liga y de Champions. Amistoso, dicen, quien no saben que un Clásico nunca es amistoso de verdad.
Y ahora toca Nueva Jersey, en el MetLife Stadium, un gigante de 82.000 asientos en East Rutherford que se llenará hasta la bandera, según las previsiones de la organización. Allí llegará el Madrid con la ya conocida escasez de piezas de esta pretemporada (faltan Mbappé, Camavinga, Tchouameni, Mendy, Bellingham, Carvajal y Valverde), sin dos chicos de la cantera con los que la mala fortuna se cebó en el primer amistoso ante el Milan (Palacios y Álvaro Rodríguez), pero también con el ritmo de la samba de nuevo corriendo por sus venas: ya están con los de Ancelotti Rodrygo y Vinicius para darle otro vuelo al ataque del Madrid. Los dos llegan muy cortos de preparación, es de esperar que jueguen una parte sin más, pero Ancelotti ya salió con lo mejor que tenía ante el Milan y no será menos frente al Barça. Cabe la opción, nada remota, de ver un tridente integrado plenamente por brasileños, con Endrick en punta y los dos recién llegados en las bandas. Ante el Milan, la segunda parte fue para los canteranos; en esta ocasión el Madrid tendrá munición de gran calibre en el banquillo, como Brahim o Güler.
Por su parte, el Barcelona de Hansi Flick llega al Clásico con el depósito lleno de ilusión y confianza tras la exhibición de los chavales ante el City de Pep. Tanto es así que todo apunta que el técnico alemán vuelva a dar la batuta a los dos ‘Marcs’ -Bernal y Casadó- que deslumbraron en Orlando, en detrimento de Oriol Romeu. Donde sí se espera novedades es bajo los palos, donde regresará Ter Stegen, con el brazalete de capitán, mientras que también Robert Lewandowski apunta al once titular, tras jugar unos minutos ante los de Mánchester. Evidentemente, los sacrificados en este sentido serían Iñaki Peña y Vitor Roque.
Jugadores como Gündogan, Raphinha o Christensen también tendrán sus primeros minutos, aunque seguramente saliendo en la segunda parte. Quien no estará todavía es Koundé, recién incorporado a la gira y con sólo dos entrenamientos a sus espaldas. Los dos goleadores en el primer amistoso de la preparación, Pau Víctor y Pablo Torre, podrían mantener la titularidad, mientras que Lenglet, que está completando una pretemporada más que notable, apunta al líder de la defensa, en este caso con Íñigo, en lugar de Domínguez.
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