El conflicto desatado por el caso de la RFEF puede desembocar en sanciones que supondrían una catástrofe para el fútbol español, tanto a nivel organizativo como para los clubes.
Las desavenencias entre los principales organismos del fútbol internacional, FIFA y UEFA, y el Gobierno han provocado que sobre el fútbol español planee un desastre de dimensiones inéditas. La situación de inestabilidad por las investigaciones en torno a la RFEF motivó que desde el Consejo Superior de Deportes se apostara por una Comisión que tutelara al ente federativo. Pero ese movimiento ha sido visto por FIFA y UEFA como una amenaza de injerencias políticas que podrían motivar el tener que “tomar medidas”.
Desde el gobierno, José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del CSD, ha respondido con contundencia: “Lo irresponsable sería quedarse de brazos cruzados, no hacer nada, mientras sigue creciendo el daño a la reputación del fútbol español”. Una manifestación con aroma a órdago, que no ha gustado en UEFA y FIFA, aunque parece que el tema aún está lejos de enquistarse antes de que el caso llegara a su resolución más radical: que el fútbol español fuera vetado de todas las competiciones internacionales.
Esa medida supondría un auténtico terremoto. De momento, en el peor de los casos las primeras consecuencias de peso se empezarían a sufrir este verano, ya que podría significar que España no pudiera estar presente en la próxima Eurocopa de Alemania que organiza UEFA, o que tampoco participara en los Juegos Olímpicos, ya que la competición de fútbol está tutelada por la FIFA. Para la cita de París de este verano el fútbol español tiene clasificados a sus equipos masculino y femenino. Todo, con la organización de un Mundial de fútbol en 2030, para el que un conflicto de esta envergadura podría motivar que la FIFA no viera con buenos ojos ratificar la presencia española en una candidatura que comparte con Marruecos y Portugal.
Aunque el verdadero desastre llegaría a nivel de clubes. Una posible sanción de UEFA dejaría a los clubes españoles sin poder disputar competiciones europeas, es decir, no habría participación española en Champions League (España tiene cuatro plazas), Europa League (dos) y Conference (una). El veto de FIFA también dejaría a los equipos sin, por ejemplo,el Súper Mundial de clubes de 2025, para el que ya están clasificados Real Madrid y Atlético. Todo esto, a nivel financiero, llevaría a las entidades españolas a una grave crisis al no poder optar a los lucrativos premios que ofrecen estas competiciones, derechos de tv…
Sería una situación parecida a la que vive Rusia, cuyas selecciones y clubes no participan en competiciones internacionales, aunque en ese caso el motivo es bien diferente: la guerra en Ucrania. Pero sí existen casos en los que la FIFA ha dictado esta prohibición por lo que han denunciado que no quiere que ocurra en España. Las federaciones de Zimbabue, Kenia, Pakistán o Chad fueron sancionadas por casos en los que se mencionaron “injerencias políticas” y conllevó vetos en competiciones internacionales, aunque también se anunció en algunos casos que las prohibiciones serían levantadas si se volvía a una situación de normalidad. Incluso ha habido casos en los que la FIFA ha impulsado comisiones que tutelaran a entes federativos nacionales… Perú sufrió una situación similar en 2008 al no reconocer el Instituto Peruano del Deporte a Manuel Burga como presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), que llevó a una sanción por parte de la FIFA, que finalmente fue levantada, con la exclusión de los clubes y selecciones de las competiciones.
Para imaginarse un caso de proporciones parecidas, aunque motivadas por un problema bien distinto, habría que remontarse a un veto como el que sufrió Inglaterra tras la tragedia de Heysel en 1985, que desembocó en una histórica prohibición de los clubes ingleses durante cinco años. Aquello no sólo supuso que se cortara la racha inglesa en la máxima competición (en los años anteriores el Liverpool había ganado cuatro títulos, el Forest dos…), sino que también provocó el éxodo de los mejores jugadores (Lineker, Hughes…) y técnicos (Venables, Toshack…). Un desastre del que los clubes ingleses tardaron en recuperarse.
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