La eliminación en la Champions acaba con el discurso de la duda en torno al actual técnico. El del filial gana puntos ante la ausencia de candidatos.
El FC Barcelona entró el martes por la noche en una nueva dimensión que va más allá de los discursos del presidente Joan Laporta y del director deportivo Deco que hasta hace 24 horas seguían manteniendo que la opción de que siguiera Xavier Hernández como técnico de cara a la próxima campaña era una posibilidad real que ni ellos podían asegurar.
Tras la eliminación de la Champions a manos del Paris Saint-Germain, Xavi ya es prácticamente historia y se abre la puerta a la búsqueda del nuevo técnico. Y aquí, el mejor colocado a día de hoy es Rafa Márquez, entrenador del filial blaugrana. No se esperan movimientos inminentes, pero una derrota el domingo en el Bernabéu podría precipitar los acontecimientos.
El pasado 27 de enero, tras perder en casa ante el Villarreal, Xavi Hernández anunció que se marchaba del club a final de temporada. Según él, fue un acto a favor del club para hacer reaccionar a una plantilla que en esas fechas veía como peligraba incluso su clasificación para la próxima Champions y para los cuartos de final de la máxima competición europea. La táctica funcionó en un inicio, el Barça superó al Nápoles en los octavos de final de la Champions y se asentó como segundo en LaLiga.
Fue entonces cuando pareció que nadie se creía el ultimátum de Xavi, empezando por los propios directivos que han manifestado reiteradamente que intentarían convencer al entrenador de Terrassa ara que siguiera al frente de la plantilla un año más a pesar de su firme declaración de enero.
Lo dijo Laporta el pasado lunes en el trofeo Conde de Godó, lo ha dicho el vicepresidente Rafa Yuste cada vez que le entrevistan antes de un partido y lo han apuntillado diversos jugadores del equipo. Por mucho que Xavi repitiera con más o menos vehemencia que se iba, la presión para seguir estaba. Hasta el pasado martes por la noche. La derrota ante el PSG por 1-4 y los ocho puntos que le saca el Real Madrid al club blaugrana en la clasificación de LaLiga, que podrían ser 11 este domingo en caso de victoria blanca en el Clásico, dejan despejado ya el debate.
Xavi no seguirá, que es lo que él decía desde hace tiempo y la junta directiva ya no le presionará más. Era una presión que no se sabía bien si era por devoción o por necesidad.
El director deportivo del club blaugrana, Deco, reconoció que no había un plan previsto para sustituir a Xavi el sábado pasado en Cádiz. Ahora, sea o no verdad la declaración de Deco, el plan debe de activarse. Porque la puerta de Xavi se ha cerrado de manera ya definitiva y ante la pobre economía blaugrana únicamente se abre la opción de Rafael Márquez. El entrenador del filial es la solución de la casa, la barata y la que coincide en muchas cosas con la manera de pensar del presidente Laporta y de su círculo más íntimo.
Han sonado muchos nombres de entrenadores, especialmente de la escuela alemana como Flick o Naggelsmann, pero hay dificultades económicas. Márquez, que era una opción remota hace sólo un año llama a una puerta que Xavi parece que se ha cerrado definitivamente.
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