Los blancos se han destapado en su faceta ofensiva en los cuatro últimos partidos que ha jugado: 15 goles a favor y sólo tres en contra.
Cuando menos se esperaba, el Madrid encontró el camino del gol. Tras la lesión de Vinicius, la delantera del equipo blanco quedaba en manos de Rodrygo, Joselu, Brahim y Bellingham, más centrocampista llegador desde segunda fila que hombre-gol nato. La primera prueba tras el triunfo en el Clásico (1-2) hizo sonar las alarmas: un empate sin goles ante un Rayo Vallecano bien pertrechado en su área, tapando las entradas por banda y cementando el centro del campo para aislar a un cortocircuitado Bellingham.
Pero desde entonces, todo ha cambiado. ¡Y de qué manera!: los blancos suman 15 goles marcados por tan sólo tres encajados en los cuatro partidos siguientes al empate frente al equipo de la franja. Los de Ancelotti golearon al Valencia (5-1) y al Cádiz en el Nuevo Mirandilla (0-3) en el campeonato liguero y obtuvieron otras dos goleadas en Champions. Al Sporting de Braga le endosaron otros tres tantos (3-0) mientras que al Nápoles le fundieron en unos últimos 20 minutos de presión y precisión (4-2).
Pero desde entonces, todo ha cambiado. ¡Y de qué manera!: los blancos suman 15 goles marcados por tan sólo tres encajados en los cuatro partidos siguientes al empate frente al equipo de la franja. Los de Ancelotti golearon al Valencia (5-1) y al Cádiz en el Nuevo Mirandilla (0-3) en el campeonato liguero y obtuvieron otras dos goleadas en Champions. Al Sporting de Braga le endosaron otros tres tantos (3-0) mientras que al Nápoles le fundieron en unos últimos 20 minutos de presión y precisión (4-2).
Esos 15 goles dan una media de 3,75 goles por encuentro. Es decir, el Madrid ha cogido el fusil. Previamente al empate ante el Rayo, los blancos sólo habían logrado dos goleadas: una ante Osasuna (4-0), en el Bernabéu y con penalti fallado por Joselu, y un formidable triunfo en la casa del entonces líder Girona, y al que el Madrid le arrebató el primer puesto (0-3). Otro detalle a tener en cuenta es que de los primeros 14 partidos de los blancos entre Liga y Champions, la mitad, siete, vieron triunfos de los blancos por sólo un gol de diferencia.
En los 14 partidos anteriores al primer encuentro de los madridistas sin goles, los de Ancelotti habían marcado en todos ellos. Los madridistas sumaban 29 goles en esos 15 partidos (contando con el empate sin goles ante los rayistas), lo que da una media de 1,93 goles por partido. Es decir, los blancos casi han doblado su media de goles anotados en los cuatro últimos partidos que ha jugado (entre todas las competiciones).
Cierto es que es una buena media de goles, pero se queda alejada de las dos primeras campañas de Ancelotti al frente del banquillo blanco: en su primera campaña (2013-14), los madridistas tuvieron una media de 2,68 goles por partido, mientras que en la siguiente (2014-15), su media se elevó aún más a un 2,74 tantos por encuentro. Ese factor tenía nombre (Cristiano) y apellidos (Benzema y Bale). Desde su regreso en 2021, los blancos no bajan de los dos goles de media, pero son significativamente inferiores: en la 2021-22, la media fue de 2,19 goles por choque; en la 2022-23 fue de 2,08, mientras que en esta está en un 2,32 goles por partido. Y a eso se agarra Ancelotti: a seguir con la misma línea goleadora. Por fin los blanco han cogido el fusil… Y no piensan soltarlo.
AS