Independiente derrotó a Vélez Sarsfield 2-1, en el estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini, por la segunda fecha de la Zona A de la Copa de la Liga, en un choque entre dos grandes que están tratando de sobrevivir al descenso. Así Carlos Tevez inició su ciclo en el Rojo con tres importantes puntos que le dan un poco de alivio en la caliente tabla anual.
Matías Giménez anotó los dos goles locales, el segundo producto de una jugada tremendamente polémica. Se jugaba el último minuto del partido y Fernando Rapallini, apoyado por el audio del VAR pero sin ir a revisar la imagen en pantalla, cobró una inexistente infracción de Lautaro Giannetti a Martín Cauteruccio y sancionó el penal que convirtió el volante ofensivo sanjuanino.
Previo a este final escandaloso, Independiente había mostrado una mejoría en relación a sus partidos anteriores. Actitud definida, alta concentración, presión insistente, posesión mayoritaria y velocidad para jugar a un toque fueron su sello identificatorio. Con Federico Mancuello jugando y haciendo jugar al equipo. Y también disparando el primer llamado de atención serio: un zurdazo que motivó una lucida respuesta de Leonardo Burián.
Vélez Sarsfield, por su parte, no estuvo a la altura de la exigencia de esta especie de final (como tantas que tendrá esta Zona A. Le faltó juego, creación, movilidad, intensidad. Pareció jugar a esperar y ver que pasaba. Y lo que pasaba no le era, para nada, favorable. Apenas una situación tuvo en el primer tiempo: un derechazo de afuera de Walter Bou que tapó con solvencia Rodrigo Rey. Sin contar la más clara: una pelota que le pegó en la cabeza a Joaquín Laso y que salió desviada en vez de introducirse en su propio arco.
Un cabezazo de Alexis Canelo atajado por Burián y un zurdazo, desde afuera del área, de Damián Pérez que salió muy cerca del travesaño fueron dos chances que tuvo el Rojo antes de acabar el período inicial.
Independiente, como quedó dicho era superior en un partido friccionado y cortado, como era de esperar, y lo demostró en el resultado con un golazo de Matías Giménez, enganchando, frenando y sacando un remate soberbio, a los 6 minutos del segundo tiempo.
Recién ahí, después de encontrarse en ventaja, El Fortín reaccionó. Como ya la pasó en varios partidos anteriores, sobre todo de visitante, esperó a recibir un cachetazo para adelantarse y pensar seriamente en el arco rival. Walter Bou apareció sólo y cerca de Rodrigo Rey, que protagonizó otra gran tapada.
Con el ingreso de algunos pibes -Garayalde, Castro, Lobato-, el equipo del Gallego Méndez dispuso de su momento con viento a favor y alcanzó la igualdad con un centro de Elías Gómez y el salto para el cabezazo goleador del ingresado Santiago Castro, a los 37 minutos.
Parecía que el empate era el destino de este partido entre dos equipos que vienen arrastrando malas administraciones dirigenciales con lógica repercusión en el plano futbolístico, hasta que entre el referí y el VAR incrementaron las quejas y sospechas que los vienen envolviendo desde hace un tiempo.
Y terminó festejando Independiente -después de tres derrotas consecutivas: dos del campeonato pasado y la de la primera fecha ante Colon-, y sus hinchas, polémica al margen, lo disfrutaron a pleno. Como corresponde. Del lado de enfrente se sintieron perjudicados y estafados; argumento no le faltó.