Sin Messi y con Neymar en rampa de salida, el francés se quedaría como el líder indiscutido del proyecto, pero tampoco eso le tienta para renovar. Está decidido a cambiar de aires.
Hubo un tiempo en el que Kylian Mbappé no quería otra cosa que sentirse el centro de atención del PSG, saber que él era el Sol en ese sistema y que el resto de planetas y satélites implicados orbitaban a su alrededor. Que él no seguía el ritmo, sino que él lo imponía. Sin embargo, las decisiones del PSG en los últimos años fueron en contra de esa querencia para no sólo no darle el protagonismo central del proyecto, sino para restarle cuota de pantalla con dos fichajes de altísima relevancia futbolística y mediática como fueron los de Neymar y Messi.
Con el brasileño lleva compartiendo cartel desde que ambos llegaron al PSG, allá por 2017. Neymar aterrizó desde el Barcelona a cambio de 222 millones de euros, mientras que Mbappé llegó desde el Mónaco por 180 millones (que se empezaron a pagar en 2018; su primer año lo jugó como cedido). Esa diferencia de coste y la trayectoria más profunda del brasileño le hizo heredar los galones de líder a la primera, dejando a Mbappé en un segundo plano. El francés lo encajó bien al principio: él había firmado tras hacer media temporada impresionante con el Mónaco, llegando a semifinales de Champions, pero Neymar para entonces ya era campeón de Europa.
Sin embargo, hizo falta poco para que sintiese que la situación era injusta: en 2018 se proclamó campeón del mundo con Francia y en 2019, tras recoger el premio que le señalaba como el mejor jugador de la campaña 2018-19 en la Ligue 1, soltó la bomba: “Creo que es el momento de tomar una mayor responsabilidad. Quizás en París sea feliz, pero quizás en otro lugar también con un nuevo proyecto. Es el mensaje que quería mandar”. El mensaje, con dirección evidente hacia la planta noble del Parque de los Príncipes (en el cual la imagen de Neymar siempre tenía una posición dominante respecto a Mbappé), llegó pero no fue escuchado.
“Quiero más responsabilidad. En París o en otro sitio”
Todo lo contrario: Neymar renovó en 2021 y extendió su contrato hasta 2027, con un salario no tan lejano al actual del de Bondy. Y en 2021 el PSG firmó a Messiy le hizo la pinza definitiva a Mbappé, que se veía forzado a jugar en punta pese a preferir hacerlo partiendo desde una banda. La relación entre los tres atacantes, dentro de no ser mala, tampoco fue ideal: hacia Messi existía admiración, mientras que Neymar, con su estilo de vida no plenamente centrado en el fútbol, generaba muchos más recelos en el metódico Kylian.
Y así llegamos a este verano, en el que el panorama parece aclararse para Mbappé, con Messi en Miami y con Neymar solicitando al PSG salir, según L’Équipe. Sin embargo, Kylian no quiere saber nada, más allá del cumplimiento de su contrato hasta 2024 (y del cobro de todas las cantidades reflejadas en ese acuerdo). Rechazó activar la cláusula con la que podía extender el contrato hasta 2025 y se ha negado a renovar y también a ser traspasado. Ser el centro del proyecto del PSG ya no es suficiente para él; otra cosa es liderar en el Madrid… aunque sea a partir de 2024.
AS