La retirada del belga de su selección facilita en cierta medida encontrarle equipo en verano. Pero el gran problema sigue ahí: los 15 millones netos que gana cada curso.
Eden Hazard ya es sólo y únicamente jugador del Real Madrid. Hasta ahora, lo era también de la selección belga y eso generaba algunos problemas e incompatibilidades, especialmente en un futbolista que, desde noviembre de 2019 (cuando recibió aquella entrada de su compatriota Meunier en el tobillo derecho), ha venido sufriendo un rosario de lesiones. El club blanco y la federación belga entraron en conflicto más de una vez, sobre todo a la hora de definir si Hazard debía pasar o no por el quirófano; en marzo de 2021 se impuso la visión del club, que apostaba por un tratamiento conservador, aunque finalmente en marzo del 2022, un año después, Hazard fue operado para intentar resolver los dolores que sufría en esa zona.
Desde entonces apenas se ha lesionado, si bien es cierto que tampoco tiene una continuidad como para llevar a su cuerpo al límite en el que aparecen los problemas físicos. Sus obstáculos para jugar ahora son puramente futbolísticos: así como Zidane le protegía (le pidió expresamente, aunque ya estaba en el radar blanco desde hace tiempo), Ancelotti tiene claro que, a su nivel actual, es un jugador residual en el Real Madrid. Empezó jugando de titular el curso pasado, pero Vinicius tardó exactamente dos jornadas en desbancarle y ya no soltó la presa. Hazard, desde entonces, apenas ha existido: sumando el curso pasado completo y lo que va de este, ha disputado sólo 1.132 minutos, marcando dos goles y dando tres asistencias.
En el actual orden jerárquico de la plantilla madridista, es el sexto en una carrera con siete competidores: tiene por delante a Benzema, Vinicius, Valverde, Rodrygo y Asensio. Y sólo se puede considerar por delante de Mariano, si bien en algunos momentos ha tirado Carletto antes del hispano-dominicano que del belga. El plan de Ancelotti para este curso era delegar en Hazard como nueve de guardia cuando Benzema faltase y en Glasgow, ante el Celtic, salió para hacer ese papel y lo hizo bien, marcando y asistiendo. Pero en duelos posteriores quedó claro que esa posición no le encaja tan bien como a Rodrygo. Y su puesto natural, el de extremo izquierdo, es de un Vinicius que, a sus 22 años, lo quiere jugar todo.
Así las cosas, el Real Madrid está completamente abierto a un traspaso, incluida la opción de dejarlo ir libre, pues se considera que los 100 millones de euros que se pagaron por él al Chelsea en 2019 suponen una inversión ruinosa, pero pasada al fin y al cabo. La retirada de Hazard de la selección de Bélgica pone algo más fáciles las cosas: garantiza al equipo que pueda interesarse en él que todas sus energías estarán centradas en el club, sin las intromisiones de la federación belga, que en los últimos años ha demostrado varias veces falta de coordinación con el Real Madrid (o muy pocas ganas de llevar a cabo dicha coordinación).
Hazard y los 15 millones
A sus casi 32 años (los cumple el 7 de enero), Hazard tiene ante sí el reto de volver a ser mínimamente el que fue, un reto que ya trasladó a la afición del Madrid en la celebración de la pasada Champions en Cibeles, pero que no está sabiendo cumplir en un equipo blanco con máxima exigencia y durísima competencia interna. Probablemente un equipo de menor fuste y más margen para darle 10 partidos seguidos en el once sea el ambiente ideal para que recupere, si puede, la inspiración. Pero, pese a que su retirada de Bélgica aclara mínimamente el panorama, el gran obstáculo sigue ahí: su salario.
Hazard acaba contrato en junio de 2024, por lo que le queda lo que resta de esta temporada y otra más. Y es el futbolista mejor pagado de la plantilla blanca: 15 millones netos por temporada. Un salario fijado a tenor de sus méritos en el Chelsea y con el que se superó, además, las ofertas de renovación que le hizo el club londinense en su momento. Hazard apretó para jugar de blanco y el Madrid se lo recompensó. El problema viene cuando esa recompensa se ha tornado en bache insalvable para encontrarle destino. Muy pocos clubes pueden hacer frente a ese sueldo y ninguno de los que pueden lo harán, pues ellos también han visto el rendimiento de Hazard en las cuatro últimas temporadas. La única opción pasa por una cesión en la que el Madrid se haga cargo de una parte del salario y el club de destino, de la otra. Al menos los candidatos que estén interesados en esa opción ya saben que no tendrán que compartir a Hazard con Bélgica.
Eso, claro está, si la retirada de Hazard de su selección no provoca un repentino elevamiento en la calidad de sus actuaciones. Suena a milagro y todo quedaría en manos a Ancelotti para decidir si algo así es posible o no. Aunque ejemplos de jugadores que han mejorado sustancialmente su rendimiento tras abandonar el fútbol de selecciones, hay unos cuantos; en la plantilla blanca, Benzema y Kroos son dos de ellos. Y el propio Hazard ya dijo antes del Mundial que él quiere creer en los milagros: “Todavía tengo ganas, no he perdido mis cualidades en dos años. No quiero dejar el Madrid, quiero demostrar al entrenador que merezco jugar más. Quizás tras el Mundial las cosas sean diferentes…”.