Rafael Nadal volvió a demostrar hoy que es el mejor tenista de la historia sobre polvo de ladrillo al vencer 7-5, 1-6 y 6-3 al serbio Novak Djokovic para alzar por décima vez el trofeo de campeón del Masters 1000 de Roma.
El español, tercero en el ranking mundial, se impuso en una batalla de 2 horas y 49 minutos sobre el número uno.
“Fui agarrando mucho ritmo sobre esta superficie y tuve una gran semana. He tenido este trofeo en mis manos en varias oportunidades y tenerlo nuevamente es algo increible”, expresó el español.
Fue un duelo muy parejo, con excepción del segundo set, que paradójicamente fue para el que perdió el partido. Un guerrero como Nadal entiende como nadie que una batalla no es la guerra, y se recompuso para quedarse con el parcial decisivo.
Salvo en ese bache tenístico, el español fue más sólido y más preciso que su rival, sobre todo en los momentos decisivos, y se llevó el título con la mentalidad ganadora que lo distingue.