La montaña rusa de Lamine

El ‘19’ pasó por todos los estados de ánimo posibles en el partido. En éxtasis después del 3-2, cabizbajo después del penalti fallado, feliz por el triunfo.

Jovencísimo como es todavía, seguramente amante de las atracciones, Lamine Yamal se subió a una montaña rusa de emociones este domingo en Mestalla. Vivió otro día grande con la Selección, con la que aspira a ganar su primera Nations League este junio en Alemania, ya que él todavía no se había incorporado al grupo cuando Jordi Alba la levantó en Róterdam. Una noche con muchos micropartidos y en la que Lamine pasó por todos los estados de ánimo posibles. Lo mejor, sin duda, fue el final. El Golden Boy pudo olvidar rapidísimo el penalti fallado en la tanda. Baena, con el pulso firme, convirtió el quinto. Y Pedri sentenció después del paradón de Unai Simón. “Está disgustado, pero feliz. Nos ha dado lo que pedíamos, ha marcado un gran gol y sigue en su proceso de crecimiento”, dijo Luis de la Fuente al final del partido.

Sólo unos minutos antes de su fallo en el penalti, Lamine había vuelto a dejar boquiabierto al personal con una obra de arte. Mejoró con un control orientado fantástico un pase que ya era bueno de Huijsen. Y ahí, paró el tiempo, se perfiló a su pierna buena y metió un gol sencillamente colosal. La noche parecía arreglarse, porque no había sido fácil. Lamine había jugado muy bien en muchas zonas del campo, pero no había estado fino donde lo suele ser más: en la última decisión. Perdió 26 balones, aunque no es un dato significativo porque es un jugador que arriesga. Su media está sobre las 16 en el Barça; y en este caso jugó los 30 minutos extra de la prórroga.

Bien está lo que bien acaba, y seguro que el penalti fallado terminará por venirle bien a Lamine, que puede digerirlo de la mejor manera, con una victoria. Jugador frío, no se le vio especialmente tenso antes de disparar, pero lo cierto es que el golpeo fue fallido. Como las faltas, lo practica, pero obviamente no es todavía el especialista. En el Barça lo es Lewandowski; y en la Selección también hay jugadores que van por delante de él. Seguirá practicando y lo olvidará pronto.

El fútbol, además, va a toda velocidad. Terminado el parón de selecciones, a Lamine le toca enchufarse desde ya a la Liga con el Barça. Eso sí, amante de los retos, tiene uno doble con una ciudad común. En Múnich se juega la final de Champions, el 31 de mayo; y la de la Nations League el 8 de junio. Cosas muy importantes, incluida la carrera por el Balón de Oro, se decidirán en la capital bávara esos días. Lamine podría estar en esa carrera. De momento, le toca bajarse de la montaña rusa del domingo en Mestalla y volver a la rutina.

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