Tchouameni, comprometido

El medio tendrá sus primeros minutos del curso en Lille, justo cuando su compatriota está en entredicho. Emerge la opción de un doble pivote con Valverde.

Lille es el punto de partida para Eduardo Camavinga y quién sabe si para una configuración del centro del campo del Real Madrid. Con Tchouameni en entredicho público, aunque el medio diga no hacer caso a las críticas y su entrenador le pondere ostensiblemente, emerge Cama por primera vez este curso después de su lesión en la previa de la Supercopa de Europa. En el derbi entró en la convocatoria como recurso de emergencia, porque aún estaba corto de preparación; además, ese parón de casi veinte minutos por los vergonzosos incidentes en el Metropolitano permitieron a Ancelotti que la columna vertebral descansara y organizar las ideas. La presencia de Camavinga desde el banquillo no le pareció necesaria. Pero ahora es diferente.

La presencia perenne de Tchouameni como pivote defensivo se fundamenta, además de por la confianza de Carletto, por la ausencia de competencia. Camavinga es la respuesta natural. Aunque por ahora su técnico le ha preferido de interior, en el historial del ahora 6 madridista hay un buen puñado de partidos (y argumentos) que muestran su valía en esa posición tan específica como es la de ser el mediocentro defensivo de un equipo tan vertical como es el Madrid. La última, la heroica resistencia en el Etihad la pasada temporada de camino a la Quince. Aquel día, sin Tchouameni, sancionado, Camavinga brilló en ese papel… en el que su compatriota genera controversia.

No fue el único partido grande en el que Camavinga mostró que no le queda grande ese puesto de cinco. Sin remontarse mucho más atrás en el tiempo, el espectacular 2-5 del Madrid en Anfield en 2023 vino con él como ancla y Valverde y Modric por delante. Repitió en el 1-0 de la vuelta en el Bernabéu. Hubo un antes y un después de Camavinga tras las famosas remontadas de la Catorce, en las que el internacional bleu irrumpió desde el banquillo como un potro salvaje.

La variedad táctica que ofrece Camavinga tampoco es desdeñable, porque habilita un potencial doble pivote junto a Valverde, que el curso pasado también se exhibió en el doble cinco, que dicen en Uruguay. Cuando Tchouameni juega, lo hace sin pareja.

Lo que sí es relevante es que, estadística en mano, Camavinga no desmerece las capacidades defensivas que se le atribuyen a Tchouameni. Como se puede apreciar en el cuadro inferior, hasta le supera en diferentes apartados a la hora de destruir el juego rival. Le mejora en recuperaciones por 90 minutos (8,6 de promedio por partido, por las 8 de Tchouameni), intercepciones (4,9 a 4,2) y duelos defensivos ganados, donde es mucho más pegajoso, casi le dobla (4,6 a 2,5). La gran ventaja de Tchou, y que tanto valora Ancelotti, es que su juego aéreo le permite despejar más y ser, en la práctica, un tercer central unos metros por delante.

Su historia comenzó ante el Lille

Dejando a un lado la premura o no de su condición física, para Ancelotti existe con Camavinga la tranquilidad de que, de volver ante el Lille, es un entorno ‘favorable’ para el francés. Aunque no en el famoso Derbi del Norte, que enfrente al Lille con el Lens, cuando el hoy madridista jugaba en el Rennes también tuvo partidos a cara de perro con los Dogos. El primero, en la última jornada de la 2018-19 y en la que disputó los 90 minutos en un 3-1 al Lille con apenas 16 años, comenzó a generar titulares sobre su proyección infinita. Dos campañas más tarde y ya asentado en el equipo rennais, incluso dio una asistencia en un empate (1-1) contra el rival madridista de esta noche. Además fue en el Pierre-Mauroy. Camavinga conoce el paño.

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