Sin Kroos, su rol crece. Entre todos los centrocampistas, sólo Camavinga presenta mejores números en recuperaciones.
Con Kroos en una conversación eterna, tanto que hasta a Toni le produce hartazgo (”mi marcha es inamovible, hay que aceptarlo y no tiene sentido decir: ¡Se ha ido! No le hace ningún bien a nadie”, expresó en su podcast semanal con su hermano Felix), Modric saca las garras. En una temporada donde el alemán no marca el tempo, el Madrid no encuentra el ritmo. Las apariciones del croata, si bien espaciadas, aparecen como pequeños oasis, o no tan pequeños, que convencen a Ancelotti que dentro del imposible que supone buscar una réplica del antiguo 8, lo más parecido es el 10.
Para el de Reggiolo, aún verbalizando la palabra “insustituible” para hablar de un futbolista que es trending topic partido a partido, mira hacia delante: “Estamos encontrando que puede sustituir a Kroos, es verdad. Hay que adaptarse a esta ausencia. Para mí fue el mejor del derbi”. Por sensaciones de su técnico y también de las estadísticas: pleno al 58 en pases y líder tanto en ocasiones creadas (tres) como en centros intentados (seis). Si el duelo en el Metropolitano terminó en tablas, Modric salió reforzado donde un año antes había sido señalado.
Y contra el Lille, a pesar de haber saltado al campo en el 57′, un bis. Erró cuatro pases, acertó 33 (89,2% de acierto), 14 de ellos en el último tercio y generó tres ocasiones de gol, más que nadie en ambos respectos a pesar de haber aparecido cerca de los postres. No fue hasta la aparición de Luka y de Güler en el escenario cuando el soniquete comen´zo a cambiar y el Madrid a dominar. En la zona noble del derbi y también en la del Pierre Mauroy. Modric no baja los brazos.
Esfuerzo
Venía de ser el decimotercer jugador en minutos la temporada pasada (2.243′) y en la actual sube un peldaño (12º, 472′), pero sus quehaceres son superiores. Por su talento con balón y su esfuerzo sin él. Sólo Camavinga tiene un mejor promedio que Modric en recuperaciones por cada 90 minutos disputados: 9,4 el de Cabinda, 5,5 para Luka. Por detrás aparecen Valverde (5,4), Tchouameni (5), Bellingham (3,8) y Ceballos (3,8). Un dato para nada baladí y que refleja el esfuerzo con el que afronta el (todavía) internacional con la ajedrezada una campaña en la que ha cumplido 39 años.
Las claves para la mejora las tiene claras un Ancelotti que no rehúye la crítica. Por un lado, “hemos hablado de que hay que circular el balón más rápido a los delanteros”. Por otro, “que nos falta intensidad defensiva”. Ni en lo uno ni en lo otro aparece fotografiado el de Zadar. En una sala de máquinas con mucho pulmón y mucha fibra, la bota del croata está creciendo en importancia.
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