La séptima la paga Lewandowski

El séptimo gol de polaco mantiene el pleno del Barça, esta vez con menos brillo, en la Liga. Mayoral tuvo el empate en el último suspiro, pero no conectó bien con el balón.

Después de los banquetes de Girona y Vila-Real, al Barça no le sobró nada para sumar la séptima victoria en la Liga contra el Getafe (1-0), maestro del fútbol áspero que se agarró a la roca de Montjuïc nadie sabe cómo y que no terminó empatando de milagro. Bordalás, que no pudo acudir al partido y se quedó en el hotel porque estaba sancionado e indispuesto, había recordado en la previa que su equipo necesitaba más de 30 disparos para hacer un gol. Seguramente, Borja Mayoral sólo fallaría una vez entre treinta ese balón que le pasó por delante sobre la hora. Pero “esto es fútbol, papá”, y el partido lo resolvió un ‘fuoriclasse’ como Lewandowski. Tal vez eufórico por el posible fichaje de su amigo Szczesny, le mandó un mensaje por televisión. Su gol mantiene la trayectoria inmaculada de un equipo que mereció ganar pero entendió que el camino tendrá dificultades. Flick ya sabe que habrá más ‘Getafes’ por el camino.

Como no todos los días son fiesta, y la Mercè ya había pasado, el Barça hizo una primera parte más lineal. Bordalás se bajó del barco pirata en el que se había echado a la mar la temporada pasada. Aquello acabó con un 4-0 del Barça. Esta vez se quedó en tierra y cavó unas cuantas trincheras para no vivir al borde de un ataque de nervios. No sufrió demasiado, pero no contaba con que David Soria, siempre un portero fiable, iba a poner unas manos muy blandas en un centro de Koundé. Lewandowski, que está con todas las luces encendidas, como si la presencia en el banquillo de Flick le hubiera transportado a su año mágico en el Bayern, olisqueó por donde caería el balón e hizo el 1-0. Esos goles (era el séptimo del polaco en Liga) valen casi por dos porque desatascan noches feas. Al menos, las relajan. Hasta el descanso, el Barça vivió con menos tensión, aunque le costó generar fútbol. Pablo Torre estuvo más atado que en Villarreal y Raphinha encontró menos espacios. Aun así, generó otro mano a mano de Lewandowski. En este, sí respondió bien Soria. El Getafe se asomó poco por Iñaki Peña, que debió vivir horas muy especiales después de ver cómo su club le valoraba lo justo para andar negociando con un portero retirado. No obstante, hizo su trabajo con naturalidad.

Si algo no es negociable en el nuevo Barça de Flick, es la línea de la defensa. Así decidió el líder afrontar el segundo tiempo. Dio un paso hacia delante, con prisa por resolver el partido. Pablo Torre se inventó un par de acciones en el rincón izquierdo del área con Lamine y Balde de cómplices. El Getafe sobrevivió con las faltas de Yellu y Alderete; y David Soria se redimió de su error en el 1-0 con una parada espectacular a otra de esas roscas deliciosas de Lamine; y otra mano derecha primorosa en un lanzamiento de falta directa. A veinte minutos del final, el Getafe se mantenía a flote como podía. Básicamente, con faltas. “Esto es fútbol, papá”.

Flick decidió jugar el último cuarto de hora sin Lewandowski. Priorizó el control de Pedri, que dirigió con inteligencia el juego hacia la derecha. Allí, Koundé disfruta de uno de los mejores momentos de su carrera. El francés le puso el 2-0 en la cabeza a Raphinha, pero el brasileño la mandó fuera. Flick casi cae al suelo de la desesperación. El Getafe tuvo su ‘momentum’. En el minuto 89, Carles Pérez corrió desde la derecha hacia su perfil bueno en la izquierda. Iñigo llegó justo a tiempo para tocar el balón. Luego llegó el disparo al aire de Borja Mayoral. La sorpresa se esfumó. El Barça sigue inmaculado y feliz. La séptima la pagó Lewandowski.

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