Lunin continúa sin renovar, ni salir. Una situación que en el Madrid ya genera incomodidad. Y en Kepa, nervios: está rechazando ofertas por esperar.
El asunto está pasando de castaño oscuro. Alejándose de culebrón y acercándose a problemón. Porque pasan los días y no hay noticias. Nadie da su brazo a torcer: ni Lunin (asesorado por Mendes desde abril), que reclama minutos para firmar, ni el Real Madrid, sincero al contestar que lo que pide, es un imposible. Que con Courtois al 200%, prometerle minutos más allá de la Copa sería mentirle. Pueden llegar, pero no garantizársele. El club ha sido transparente en todo momento. Es Lunin quien debe tomar una decisión: seguir, sabiendo lo que hay… o salir. Pero no lo hace. Y el 31 de agosto acecha (a las 23:59 horas, punto final). Tic, tac. Pasan los días y no hay noticias. Pero sí aflora la incomodidad.
Esa es la palabra: incomodidad. Lo que se transmite desde las oficinas de Chamartín. Primero, porque quieren dejar a Lunin su espacio, respetar sus tiempos… pero todo, inevitablemente, ya se está haciendo largo. Eterno. Un culebrón estancado es un sopor. Segundo, porque son conocedores de lo que se transmite desde el vestuario: Lunin “no está normal”, trabaja con absoluta profesionalidad, pero se le nota afectado por la situación. Y nadie quiere eso. Y tercero, porque su silencio mantiene también el de Kepa.
Kepa sigue a la espera
Lleva varias semanas entrenando en solitario: no fue a Estados Unidos con el Chelsea, en una decisión respetada por ambas partes. Comprensible. Porque tanto el club, como el jugador, tienen claro que este mercado sus caminos van a separarse. Acaba contrato en 2025, así que el verano para sacar algo de beneficio es este… y Kepa quiere salir de Stamford Bridge. Emprender un nuevo sendero. Hay sintonía. Y ofertas. El español recibió hace algunas semanas un ofertón de Arabia Saudí y dijo ‘no’ para apurar sus opciones de ir al Madrid. Es su prioridad. Total y absoluta. Lo tiene clarísimo.
Sin problemas con el rol
Pero sólo un camino le llevaría de vuelta: la salida de Lunin. Y el ucraniano continúa sin decir nada. De renovar, Kepa activaría el Plan B y sopesaría una salida a otro lado, pudiendo incluso retomar la vía árabe. Pero de marcharse Andriy, vería su sueño cumplido. Como ya se ha venido contando, en su caso no habría ningún problema con la posible falta de minutos: ha verbalizado que está de acuerdo en recalar como segundo guardián, a la inevitable sombra de Courtois. Y desde ahí, trabajar y aportar. No habría malas caras.
Nueva Jersey lo confirmó
Pero mientras Lunin no se pronuncie, todo continúa en el atolladero. Kepa, a la par, se mantiene trabajando en solitario… y en silencio. Cruza los dedos y espera acontecimientos. Esos mismos que lleva más de un mes esperando. Y Lunin, se queda sin jugar en el Clásico de Nueva Jersey. Donde Courtois habló en rueda de prensa y dejó una de esas frases que resuenan en los pasillos: “Entiendo que quiera jugar; tiene que elegir lo mejor para su carrera”. Lo cerró con un “es un gran portero y se merece lo mejor”, pero sabe la realidad. La portería es suya y no está dispuesto a ceder ni un partido. Es el mercado, amigo.
El último episodio de esta historia se escribió en el MetLife Stadium: Ancelotti no le dio ni un solo minuto frente al Barcelona (1-2). Cero. No es extraño, si se mira a la hemeroteca: Carletto es más de turnar a sus porteros en partidos, que de dar una parte a cada uno. Pero este no es del todo ese caso. Su suplencia sí esconde una realidad: el portero es Courtois y cuando llegó el partido más importante de la pretemporada, se demostró. Entero para él. Lunin ya sabe lo que hay en el Real Madrid. No le gusta, pero es la realidad. Con ella en la mano, ya sólo le queda decidir. Pero hacerlo de una vez. El libro no avanza, pero ya tiene nombre: ‘El silencio de los porteros’.
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