El dirigente blaugrana empieza a sentirse claramente abrumado ante la petición incesante por parte de la afición de fichar al delantero del Athletic.
Desde que se hizo público el interés del FC Barcelona por Nico Williams hace poco más de un mes, el nombre del delantero del Athletic está en boca de todos los aficionados. El presidente Joan Laporta además espoleó la ilusión del culé asegurando en una entrevista a ‘Catalunya Ràdio’ que el fichaje del internacional español era factible porque el club tenía recursos económicos suficientes para afrontar la operación. A partir de aquí, la ilusión de la afición por la llegada de Nico Williams se tradujo en una especie de cuenta atrás a la espera de que el club anunciara su fichaje.
La afición no tenía suficiente con la información que salía desde los medios de comunicación y las redes sociales. Quería saber más, y si el interlocutor era el propio Joan Laporta pues mucho mejor. De esta forma tan sutil empezó una campaña en la que cada vez que un aficionado se cruzaba por la calle con el presidente le preguntaba por Nico. Al principio, Laporta se lo tomó con buen humor y hasta llegaba a encorajinar al culé en su respuesta, dando por sentado que el club lo iba a fichar. “Lo vamos a intentar”, “vamos a ver”, “es bueno, ¿eh?”, eran algunas de sus respuestas más habituales. A veces también utilizaba los gestos, levantando el dedo pulgar, queriendo evidenciar que todo iba por buen camino.
Sin embargo, en las últimas semanas, está cambiando claramente el relato: las respuestas de Laporta son mucho más lacónicas y abruptas, cuando le han preguntado por Nico. Será porque desde el club hay la sensación de que la operación empieza a ser una entelequia o porque cuentan con algún ‘input’ que desconocemos, pero lo cierto es que se ha rebajado el suflé de forma alarmante.
En cualquier caso, durante la gira se ha incrementado este acoso y derribo al presidente por Nico. Hasta el punto que Laporta ya no se acerca tanto a los aficionados, consciente de que la pregunta por Nico va a caer. Este mismo viernes, Laporta se acercó a un aficionado apostado en el hotel de concentración del equipo para firmarle una camiseta blaugrana y mientras estampaba la rúbrica en su elástica, el aficionado le preguntó si iban a fichar a Nico. La respuesta del dirigente fue tan clara como tajante: “A ti te lo voy a decir…”.
Una respuesta que evidencia el estado de nerviosismo que se ha instalado en el club, consciente de que se han alimentado las expectativas del socio de una manera descomunal, y que, ahora mismo, cualquier operación frustrada retumbará entre la masa social como un auténtico fracaso.
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