El portero español busca una salida del Chelsea, en el que hay otros seis guardametas en plantilla. Hay pocas porterías de clubes importantes libres ahora mismo. Otra opción: irse de segundo, como en el Madrid.
El dislate del Chelsea de contar con siete porteros en plantilla hace que varios estén buscando una salida antes del cierre de mercado. Uno de ellos es Kepa Arrizabalaga, que, a pesar de haber sido en su día un portero de 80 millones para el club, no cuenta con la confianza como para ser el número 1 del técnico Enzo Maresca este curso en Stamford Bridge. De hecho, en el primer encuentro de la Premier ante el City el elegido fue el también español Robert Sánchez -cuajó un gran partido- y el suplente fue Jorgensen, recién llegado a Londres procedente del Villarreal por 24 millones.
Ante este panorama, Kepa sabe que su futuro vuelve a estar más lejos que cerca del Chelsea. El curso pasado tuvo que salir al Madrid ante esa misma tesitura. La lesión de Courtois aceleró su incorporación cuando también el Bayern, con Neuer lesionado en aquel momento, había acercado posturas con él. La opción del Bernabéu le sedujo desde el principio y, aunque Lunin y posteriormente Courtois le acabaron ganando la partida, su paso por Madrid fue fructífero y dejó un buen recuerdo en el vestuario blanco, además de un ejemplo de profesionalidad que fue ensalzado por varios de sus compañeros.
Ahora bien, el problema de Kepa es que, a menos de dos semanas para el cierre de mercado, todos los grandes clubes de Europa tienen sellada su portería con guardametas titulares de primer nivel. Sólo el Liverpool parece dispuesto a moverse y su gran objetivo es Mamardashvili, del Valencia, aunque con la intención de comprarlo para cederlo. Madrid, Barça, PSG, Bayern, City, Arsenal, United, Milan, Inter… Todos los clubes punteros cuentan con su posición bien cubierta y no tienen intención de moverse, salvo que haya salidas. Si esto ocurriese, por ejemplo con Lunin en el Madrid, no se descarta un movimiento como el del curso pasado.
Kepa es un portero con gran cartel y muy válido para la mayoría de clubes medios europeos, pero su salario y los problemas para sacarlo del Chelsea, con el que acaba contrato en junio -lo que invita a un traspaso más que a una cesión- tienen atado de pies y manos al guardameta vasco de 29 años.
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