Un Barça casi juvenil se impone al City en los penaltis tras empatar a dos con goles de Pau Víctor y Pablo Torre. Astralaga estuvo imperial en la tanda que decidió Toni Fernández, de 16 años.
Hansi Flick dijo cuando llegó al FC Barcelona que estaba enamorado de La Masia y la cantera blaugrana le devolvió el cumplido haciéndole ganar el primer amistoso de la temporada en la gira americana. Ni más ni menos que contra el Manchester City de Guardiola, que sumaba ya dos partidos de rodaje más que los blaugrana. Ganaron en los penaltis tras empatar a dos un partido en el que tomaron el mando de las operaciones chavales como Marc Bernal, Marc Casadó, Pau Víctor y Toni Fernández y el portero Astralaga, que afrontaron la tanda decisiva con una frialdad de veteranos.
Rayos, truenos y lluvia torrencial recibieron el estreno del Barça de Flick. El partido tuvo que retrasar su inicio una hora y 20 minutos a causa del riesgo de tormenta eléctrica. Un hecho que de entrada no pareció afectar a los más jóvenes de la cantera blaugrana, que supieron jugar como veteranos ante el Manchester City de Guardiola.
El City, que venía de dos derrotas en la pretemporada (3-4 ante el Celtic de Glasgow y 3-2 contra el Milan) necesitaba un buen resultado para acallar rumores y jugó acorde con esta exigencia. Salió dominando el partido, teniendo la pelota y creando ocasiones. Pudo ponerse dos veces por delante. Una fue invalidada porque en estos torneos ni hay VAR, ni hay chip, ni hay nada. Haaland remató a gol y Peña sacó la pelota cuando había superado claramente la línea de cal. Nadie lo vio ni se revisó y el partido siguió bajo el dominio de un City liderado por Grealish que se topó, esta vez en condiciones legales, con Peña.
Con el Barça sometido por el City, el conjunto de Flick sacó el descaro que el técnico le pide a sus jóvenes y en una combinación entre Casadó y Pau Víctor, éste último demostró porque es, de momento, el único fichaje blaugrana batiendo a Ederson con la finura que adornaron sus 20 goles en el filial blaugrana el curso pasado.
No era justa la victoria del Barça, pero sí muy meritoria. El City jugaba mejor y creaba ocasiones que tanto Bernal como Casadó, excelentes en la posición de doble pivote, trataban de contener. El fútbol hizo justicia con el gol de O’Reilly (19 años) tras un pase filtrado de Gvardiol que Lenglet, ayer capitán blaugrana, no llegó a cubrir.
El empate pareció dar alas al City, que rompía por las bandas, pero no encontraba a Haaland y eran Rico Lewis y Grealish los que exigían a Iñaki Peña.
No obstante, en el último minuto de la primera parte, otra genialidad de Pau Víctor, que dejó pasar entre sus piernas un centro de Gerard Martín, permitió a Pablo Torre lucir su disparo desde la frontal y anotar el segundo tanto culé.
En el descanso, como era de esperar, comenzaron los cambios. Uno de ellos, en el bando culé llamó la atención: Flick retiró a un Vitor Roque absolutamente inane en la primera parte. Toda una señal. Aquí habrá lío.
No menos llamativa fue la decisión de Guardiola de sacar del campo a Haaland en la media parte por Perrone. Es pretemporada, pero los mensajes de parte de los entrenadores se van dejando. Y quien quiera entenderlos, que los entienda.
Empezó la segunda parte como fue el partido: con dominio del City, pero con el Barça mordiendo a la contra con un Pau Víctor que estuvo a punto de marcar el tercero y que evitó Ortega con un paradón. Mandaba el equipo de Pep, amenazaba el de Flick, hasta que el conjunto inglés le dio al Barça su medicina. Una progresión en contragolpe de Kovacic que definió Grealish con un disparo inapelable para Peña, que al instante fue sustituido por Astralaga. En ese momento, entró también en el campo Lewandowski para jugar su primera media hora de la pretemporada.
Fue el del polaco, el más destacado de un carrusel de cambios en ambos equipos que derivó en un partido abierto, pero sin ocasiones claras que acabó en empate y los consiguientes penaltis. El nueve blaugrana apenas aportó al equipo más allá de marcar el primer penalti de una tanda que tras el empate a dos del final del partido decidió el ganador.
Pero en esa tanda, el gigante fue Astralaga, que paró los lanzamientos de Calvin Phillips y de Jacob Wrigth antes de que Toni Fernández, con 16 años, decidiera el partido con una frialdad asombrosa. Los chavales nunca fallan.
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