La tensión entre Nike y el FC Barcelona evita que el Barcelona pueda capitalizar el éxito de su joven estrella.
En el departamento de marketing del FC Barcelona se están tirando de los pelos ante la oportunidad de negocio que se les está escapando ante la ola de popularidad que afecta a Lamine Yamal y que no puede capitalizar en forma de venta de camisetas de su jugador a causa de los problemas que tiene la entidad blaugrana con su proveedor Nike.
Mientras que Adidas, su principal competidor está haciendo el agosto en julio con la venta de camisetas de la selección española con el nombre de Lamine en la espalda, en las tiendas oficiales del FC Barcelona siguen esperando las camisetas de la temporada que viene, que en condiciones normales deberían de estar en los expositores desde el pasado mes de mayo.
El caso es que el conflicto entre Nike y el club blaugrana viene de lejos tras un año de negociaciones para renovar el contrato de ambas entidades. A principio de año, Laporta planteó públicamente la posibilidad de romper el contrato. El presidente llegó a reconocer que era una opción cambiar de marca porque se sentía maltratado por la multinacional americana. Habló de la opción de firmar por Puma e incluso de fabricar una marca propia. Textualmente lo resumió con la frase: “Hay que enseñar los dientes a Nike”.
Cuando parecía que las aguas volvían a su cauce y se empezaba a hablar de renovar el contrato, ha surgido otro problema: las camisetas del Barcelona para la próxima temporada aún no están en las tiendas del club. Un error en el diseño del logo de Spotify ha echado para atrás la primera remesa que el club esperaba vender este verano en una Barcelona repleta de turistas que compran esa camiseta como recuerdo de su estancia en la capital catalana.
Se espera que esta semana puedan llegar las camisetas, pero a nadie desde dentro del club se le escapa que el Barcelona está dejando de ganar una buena cantidad de dinero.
Y más teniendo en cuenta el boom mediático que se ha producido en este último mes de la Eurocopa con Lamine Yamal, que se está convirtiendo en un fenómeno entre los más jóvenes que ante la ausencia de camisetas blaugrana del jugador de Rocafonda optan por adquirir la de la selección española.
Y aquí llega una nueva cuestión. Lamine ahora mismo es la cara de la selección española más que la cara del Barcelona y esto responde a una estrategia de comunicación por parte de la Federación absolutamente opuesta a la que ha adoptado el club barcelonista con el jugador.
Mientras que en la concentración de la Selva Negra el joven jugador catalán ha vivido con auténtica normalidad la convivencia con los medios de comunicación concediendo entrevistas y mostrándose como un adolescente que ha vivido un sueño, en su último curso en el Barcelona ha estado sobreprotegido cuando no escondido por parte de la maquinaria mediática del club.
Le queda ahora al Barcelona una tarea a nivel mediático importante porque parece claro que el joven atacante se ha convertido, gracias a su papel en la Eurocopa con la selección española, en la bandera de un club en reconstrucción que tenía su mejor valor en casa y que no se atrevía a explotarlo hasta que ha eclosionado vistiendo la camiseta de su país.
Evidentemente, esta es una tarea que puede reconducirse, porque a partir de finales de agosto y principios del mes de septiembre, Lamine Yamal será el santo y seña del Barcelona. Lo que no va a tener remedio ya es la pérdida de los ingresos que este verano ya no volverán, aunque la presencia de Lamine con la camiseta Nike del Barcelona sea un gran anzuelo para que la multinacional americana mejore su oferta para seguir con el Barcelona y pueda evitar que la icónica imagen del joven ídolo sea asociada, en exclusiva, a su máximo competidor.
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