Una diana para jugar a los dardos, las bicicletas, los piques al golf, la permisividad con los familiares en postpartidos largos y distendidos… Así son sus métodos para ganarse al vestuario.
l ambiente en Inglaterra con su selección se va suavizando después de fuertes críticas por un torneo discreto. Las semifinales son una muestra más de que el seleccionador, Gareth Southgate, sabe manejarse en este tipo de competiciones. Incluso con un fútbol que no enamora a nadie, sus resultados están ahí: semifinalista del Mundial 2018, semifinalista de la Nations League 2019, finalista de la Euro 2020, cuartofinalista en el Mundial 2022 y ahora semifinalista de la Euro 2024.
A pesar de que la presión de los ‘pundits’ ingleses es enorme, Southgate se ha rehecho bien. Momentos duros como los ácidos comentarios de Shearer y Lineker -este último llegó a decir que su Inglaterra era “una mierda”- los ha resuelto con templanza, sin una palabra más alta que la otra y escudándose en el vestuario para hacerse más fuerte.
Varios detalles marcan la sensibilidad que Southgate ha tenido para manejar a sus futbolistas. De entrada, sorprendió que la FA pusiera una diana para jugar a los dardos en la mismísima sala de prensa de los ingleses en su hotel de concentración. Todo jugador que pasa por allí practica delante de los periodistas, lo que ha servido para aliviar tensiones entre unos y otros y aumentar la complicidad entre los futbolistas y los enviados especiales que cubren sus vivencias. Hasta el capitán Harry Kane tuvo que lanzar los dardos entre risas.
Un detalle muy importante también es la libertad que da a los futbolistas cuando no están trabajando. Se les ha podido ver montando en bicicleta por Blankenhain, el pueblo en el que se alojan, o picándose al golf en el inmenso campo con el que cuentan sus instalaciones. También las redes sociales de la FA ayudan a la calma. Un programa propio de TV al mediodía con dos de los jugadores suele discurrir en un tono ameno, casi de humor, lo que permite conocer a la persona en vez de al futbolista. Salirse de la pura actualidad del torneo es clave.
Por último, la manga ancha de Southgate con la plantilla se demuestra en la licencia que da en la relación con los familiares. Después de los partidos tienen una hora de margen para estar con ellos en la grada, charlando, dándose muestras de cariño, olvidándose por un momento de la Eurocopa. Eso ha dejado imágenes entrañables de las estrellas con sus parejas o sus hijos, y les aporta a los jugadores aquello que tanto echan en faltan en concentraciones tan largas: la familia. El método Southgate funciona. Fútbol, poco; liderazgo, mucho.
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