El ariete celebró en la grada la 14ª y estará en Wembley tras remontar con un doblete un golazo de Davies. A Vinicius sólo le faltó el gol, pero Joselu tenía dos en la recámara.
Joselu estuvo en París en 2022. En la grada. Como aficionado llevando el volandas al Madrid a la 14. En esta ocasión también irá a Wembley, pero pisará el verde. Como héroe de la potencial 15ª. Cuando Davies se había presentado en sociedad al Bernabéu, cuando el Bayern tocaba la orilla con la medicina que tantas veces ha aplicado el ejército de Ancelotti, el ariete nacido en Stuttgart tenía dos balas en su recámara. En un suspiro puso patas arriba al Bernabéu. Neuer, imperial toda la noche, falló sólo una vez pero allí estuvo el 14. ‘Arrebató’ protagonismo a Vinicius, de partido imperial. Sólo le faltó el gol al de São Gonçalo, pero lo tuvo Joselu por partida doble.
Lunin: Ancelotti no despejó quien jugaría en Wembley, pero Lunin puso la manopla para que el potencial viaje no comenzase con turbulencias. El Bayern fue más contemplativo que en Múnich. También Kane. Aunque el inglés siempre piensa con veneno y en la frontal soltó un derechazo que olfateaba gol. O madera. No quiso riesgos Andriy y fue abajo en una parada ‘made in Courtois’. Tras el refrigerio, con un Madrid desatado, apareció sólido a un derechazo duro de Musiala. Salvador cuando hay que serlo. Porque nada pudo hacer en el gol de museo de Alphonso Davies.
Carvajal: el destino favorito de Kroos. El alemán identificó el carril del dos como el ideal para percutir y allá fueron la mayoría de sus envíos. Y Carvajal, encantado. Con un mapa de calor enrojecido en campo contrario, el leganense fue un extremo más. Sólo descuidó en una ocasión el terreno propio, con un par de entradas estupendas para poner la venda antes de aparecer heridas. El problema es que fue en el gol de Davies. Un golazo, pero caracoleó como quiso en una zona propiedad del lateral blanco y Rüdiger.
Rüdiger: no tan cómodo como con un Haaland delante. A Rambo le gusta el cuerpo a cuerpo y Kane no duerme en el área. Eel galón de káiser de la zaga se lo colocó Nacho y, aunque Antonio no sufrió en demasía, pudo haber mostrado una versión más feroz en el zarpazo de Davies. Como Carvajal. La jugada fue de matrícula, pero en un territorio donde hay que echar el cerrojo. Se redimió, y de qué manera, con el centro a Joselu en el 2-1.
Nacho: “Nacho, Nacho, Nacho”. A coro, el Bernabéu ensalzó a su capitán después de ganar en carrera a Sané para cortocircuitar un contragolpe fugaz. Poco antes había despejado un centro complicado de Gnabry que buscaba la cabeza de Kane. Era la duda de las horas previas y ganó la batalla a Camavinga, dejando a Tchouameni en el centro del campo. Lo justificó con solidez y pulcritud con el balón en los pies. Su receta favorita. El ‘no gol’ del empate no subió al marcador por un empujón sobre Kimmich que no debe empantanar su excelente encuentro.
Mendy: el francés infunde temor a sus rivales. Le encaran menos, con respeto. Se notó. Si bien es cierto que no es Sané un extremo de percusión constante, apenas apareció. Y ahí tiene mérito Ferland. Apenas en una ocasión, con Gnabry cambiado de banda, sufrió en el primer tiempo. En ataque se ofreció, pero pasó de puntillas. No es lo que Carletto le pide y Mendy cumple como un buen soldado.
Valverde (81′): esfuerzo sin premio. Porque Valverde no tuvo su día con el balón. En la primera parte realizó un par de entregas complicadas que auspiciaron dos contragolpes. No dudó en acelerar en busca de la recuperación, eso sí. Nunca lo hace. Pero tampoco tuvo el rifle calibrado en las ocasiones donde buscó el cañonazo lejano. Para el arreón final, Ancelotti eligió otras piezas.
Tchouameni (69′): para Ancelotti no hay debate. Tchouameni y diez más. Pero no tuvo la incidencia de otras noches. Contra el Bayern, aunque le pese, ha desplegado mejor rendimiento como central (en la ida). Bastante acertado en el pase (sólo falló tres), pero sin colmillo. Cuando se le torció el gesto al partido, Camavinga ocupó su lugar.
Kroos (68′): mucho se ha hablado de Bestias Negras, blancas (Rummenigge en entrevista exclusiva con AS), pero la bestia es Kroos. Su partido contra el Bayern de la ida, excelso, no frenó con su cambio en el Allianz, continuó en el Bernabéu. Rodeado de Valverde y Tchouameni se siente protegido y brilla. Mucho. Y el rival sufre. Mucho. Un clínic de pases. De todos los colores y (casi) siempre con destino a una bota blanca. Hasta 17 completó en largo en el primer tiempo. Y siguió con la batuta hasta que Ancelotti optó las piernas de Modric y Camavinga para activar el ‘modo remontada’.
Bellingham (99′): Jude estuvo, pero no estuvo. Su nivel siempre es estable y no rebla a la hora de arremangarse. Pero su brillo fue más defensivo que ofensivo. Y el Madrid echa de menos al de Stourbridge en área rival. En tierra hostil, Bellingham pasó de puntilla y no tuvo la fluidez de antaño a la hora de buscar el mentón del Bayern. Un currante al que le faltó el violín. Podrá tocarlo en Wembley, cerca de casa.
Rodrygo (81′): Mr. Champions no lo fue. Muy móvil desde el inicio. Derecha, izquierda, centro, pero sin el colmillo que siempre le acompaña en su competición. Tras el chutazo al palo de Vinicius se topó con un Neuer imperial con todo a favor. No hubo premio y tampoco en la segunda parte, donde el portero alemán fue pesadilla una vez más. Lo fue ante Rodrygo y ante todo el Madrid. El día D, aunque se desfondó, no fue el día del Rayo.
Vinicius: indetectable. Incontrolable. Imperial. Elijan el que quieran. Como Kroos, siguió en ‘modo Allianz’. Prácticamente desde el silbatazo de Marciniak se enfundó el traje de regatear y el de golear. Sólo le faltó algún centímetros para ajustárselo por completo en la primera parte. Suyo fue el ‘uy’ mayúsculo de los primeros 45 minutos, con un chutazo seco que repelió el palo. Y suyo fue el segundo ‘uy’ con un centrochut emponzoñado que obligó a sacar una mano milagrosa a Neuer. Amén de una insistencia perenne hasta convertirse en pesadilla de Kimmich y De Ligt, a quienes desbordó con relativa sencillez. Porque en la segunda parte fue un diablo. Así cocinó una asistencia de oro que Rodrygo, de nuevo esos centímetros, no atinó. Y un eslalon de videojuego que se topó con el muro Neuer. El Madrid fue Vinicius, hasta que fue Joselu.
También jugaron
Modric (69′): el ‘modo remontada’ se activó con el ingreso al campo del croata. Con el partido roto corrió sin parar. Incluso rumbo a Lunin para evitar un contragolpe. Clave, pues en la jugada siguiente apareció Joselu con el rifle.
Camavinga (69′): el sacrificado, porque Ancelotti quería cubrirse las espaldas. Por si las moscas. Cuando aparecieron las moscas, Camavinga al campo.
Brahim (81′): cuando peor venían dadas, Carletto mandó al campo al malagueño. No tardó en encarar y tuvo incluso una ocasión. Reactivo en los minutos que dispuso.
Joselu (81′): hace dos años estuvo en París como aficionado. Se personó en la capital gala. Esta vez se colocó el traje de héroe para poder estar en Londres. Esta vez en el campo. Es el único ‘9′ del Madrid. El único verdadero. Y lo fue con mayúsculas. Disparó Vinicius y ahí estuvo el internacional español con la recortada. El del empate. Pero tenía otra bala en la recámara. Centró Rüdiger, y aunque lo intentó el VAR, no arrebató el doblete a JJoselu. Su celebración, para su museo personal y el del madridismo.
Militao (99′): entró por Bellingham para perder tiempo.
as