La leyenda holandesa, figura del gran Milan de Sacchi y embajador de los Laureus, charla con AS del momento blanco: “Si el entrenador piensa que todo gira en torno a él, no ganará demasiado”.
Ruud Gullit (Ámsterdam, 1962) formó junto a Van Basten la delantera del gran Milan de Arrigo Sacchi que dominó en Italia a finales de los 80 y principios de los 90 (junto al Nápoles de Maradona) y que levantó dos Copas de Europa seguidas. Juntos lideraron también a la Holanda campeona de Europa en 1988. Un mediapunta con mucho gol, a lo Bellingham, que en 1987 recibió el Balón de Oro. Hoy es embajador de los Premios Laureus del Deporte, que se celebrarán en Madrid el 22 de abril, y charla con AS después de presenciar en el Bernabéu la última gota de genialidad de Modric.
Vivió en directo el Madrid-Sevilla en el Bernabéu, ¿no?
Eso es.
Usted se retiró con 35 años. ¿Cómo se explica que alguien camino de los 39 como Modric siga marcando la diferencia al nivel del Real Madrid?
Bueno, lo primero de todo juega en un gran club. Así es más fácil. En un equipo que sufre sería mucho más difícil ver algo así. Pero él se sigue manejando muy bien. Y tiene un gran entrenador.
Que fue compañero suyo en el gran Milán de Sacchi. ¿Esta segunda etapa en el Real Madrid confirma que Ancelotti está por encima del bien y del mal?
Ha demostrado que es capaz de trabajar con grandes jugadores y con sus egos. Eso es especialmente importante en el Real Madrid. Es un club que tiene un estándar mínimo y creo que él sabe cómo trabajar con ese estándar. Y a partir de ahí, creo que mejora a los jugadores.
Habla de los egos. Ese prejuicio le persigue constantemente, que es un gran gestor de vestuarios, pero sin especiales dotes tácticas.
¡Oh, pues sabe mucho de táctica! Lo que me gusta de él es que hace que los jugadores sean lo importante, los jugadores siempre son lo más importante. No el entrenador. La mayoría de técnicos no tienen nada que enseñar a los grandes jugadores, porque ya saben cómo jugar, por eso juegan en el Madrid. Si no juegas, no sé, en el Extremadura (se ríe). Ahí está la diferencia. Carlo sabe poner todas las piezas del puzle en su sitio. Y técnicamente, también. Eso es un don. Si el entrenador se piensa que todo gira en torno a él, creo que su actitud es la equivocada. No creo que así gane demasiado.
Uno de los nominados para estos Premios Laureus es Jude Bellingham, un goleador inesperado, como lo era usted. ¿Es la mayor sorpresa de la temporada?
Lo es. Cuando llegas al Madrid tienes que adaptarte un poco, a otro estilo, a otra forma de jugar, a otra competición, a otro idioma… Y él lo hizo a todo muy, muy bien. Y si le ves, tiene pinta de ser un buen tipo. Y la gente lo ve así, como un buen tipo, un chico inteligente que juega muy bien. Se ha adaptado bien, socializa con todos… Eso es muy bueno.
Como hincha del Milan, ¿añora a Brahim?
Mira, si hubiese jugado como está jugando cuando estaba con nosotros… (ríe). Porque no siempre era el caso. Creo que ha tomado una buena decisión, le he visto jugar y lo hace muy, muy bien. El estilo es diferente, le ha hecho bien volver al Madrid. Ha dado el salto, le he visto hacer cosas que no le veía hacer cuando estaba en el Milan. Quizás sólo era eso, encontrar el equipo y la competición adecuadas para él.
¿Qué se puede esperar de este Madrid si le añades a Mbappé?
El Real Madrid es el mayor club del mundo. Si el Madrid te llama, tú dices que sí casi siempre, no dices que no. Entiendo que el Madrid quiera tener al mejor jugador, así fueron a por Cristiano y a otros jugadores así. Y entiendo que Mbappé creerá que puede ganar con el Real Madrid. Ya ha ganado muchos con el PSG, pero quiere la Champions y quizás piense que no va a suceder en el PSG. Aún creo que puede hacer, creo que son un buen equipo, pero lleva ya allí bastante tiempo y querrá cambiar.
Ha compartido el acto de Laureus con Figo, uno de los iconos de la primera era Galáctica.
Sí. Pero los Galácticos no ganaron mucho…
A eso iba. Acumular grandes jugadores sin más no es garantía de nada.
Le ha pasado también al PSG. Tenía a los tres mejores en ataque, así como los Galácticos tenían a tantos buenos jugadores. Pero sólo puede haber un capitán en el barco. Sólo uno. Cuando Mbappé llegue, él será el capitán. En esa jerarquía, será el más alto, no olvidemos que él ya ha ganado un Mundial, por ejemplo, y con lo joven que es. Y en otra final de Mundial hizo tres goles.
Pero la duda es razonable: ¿no hará eso hervir el vestuario?
Ancelotti puede controlarlo. Debe asegurarse de que todos los jugadores se adapten los unos a los otros. Y no creo que Mbappé sea alguien muy egoísta. Al revés, es un tipo muy social. Se adaptará tan rápido como lo ha hecho Bellingham, sus formas de ser son muy parecidas.
¿Cómo ve el proyecto de la Superliga?
No lo sé… Ya ha pasado en el golf, y en el pádel. Pasa en todos lados. Si contribuirá a algo mejor que la Champions League, eso no lo sé… La Champions es lo mejor de lo mejor, la mejor competición, la que todos quieren jugar. No estoy convencido de que la Superliga pueda contribuir a algo mejor. Pero todo gira en torno al dinero, todo. Es una pena. Pero a la vez, es importante. Los clubes tendrán que negociar eso, de momento ya ganan algo más que antes. El gran problema es la Premier League, el problema es que allí ganan tanto dinero y el resto no lo hace. Por eso tantos jugadores buenos van a Inglaterra y no van a España, a Francia, a Alemania. Evidentemente, los clubes ingleses están muy contentos con esa posición. Pero el resto tienen un problema.
Fue usted un icono de su momento por su forma de jugar y por sus rastas. Hubo otros como usted, como Valderrama. ¿Es el fútbol de hoy más encorsetado, menos espontáneo?
(Ríe) Creo que hoy en día hay demasiada atención, con Internet, con las redes sociales… Nosotros venimos de una época en la que se podía ser rebelde, luchabas por algo. Esa lucha hoy en día no existe. Si la haces, eres castigado. No puedes elegir un bando político ni nada parecido. Los jugadores intentar ser lo más neutrales posible. En aquel momento, podías rebelarte un poco, hoy en días es muy, muy difícil.
AS