El español se lesionó en el segundo punto de su partido de primera ronda contra Monteiro y aunque pudo completar dos juegos, decidió retirarse después.
Carlos Alcaraz llegó a Río de Janeiro con la ilusión de volver a jugar la final, como hizo en 2022, cuando fue campeón al derrotar al argentino Diego Schwartzman, y en 2023, con derrota ante el británico Cameron Norrie. “Nunca olvidaré este torneo”, dijo en la previa de su cuarta participación en un evento que le trae grandes recuerdos, porque allí debutó en 2020 en el circuito y ganó su primer partido ATP, con solo 16 años, contra su compatriota Albert Ramos. Aunque desde este martes (miércoles ya en España), también tendrá una memoria amarga de su paso por la ciudad brasileña, porque cuando apenas se habían disputado dos puntos de su duelo de primer ronda contra el local Thiago Monteiro, el murciano se torció el tobillo derecho, y aunque logró continuar, decidió retirarse tras el segundo juego, con el marcador igualado (1-1 en 18 minutos, tres o cuatro de actividad real).
En un desplazamiento lateral para llegar a un golpe de su rival, Alcaraz se fue al suelo por esa torsión aparatosa del tobillo. No se levantó inmediatamente, sino que se quedó en el suelo pensativo. Mal presagio que hizo pensar enseguida en una lesión importante. Con ayuda logró llegar a su banquillo y pidió la asistencia del fisio del torneo. Su cara, tapada con una toalla. Otro gesto significativo. Después, la exploración de la zona afectada, que empezó a inflamarse notoriamente mientras Carlitos negaba con la cabeza. Con un buen vendaje y algo de réflex, el chaval volvió a la pista y, para sorpresa de todos, se apuntó el primer break del encuentro por potencia y clase. Pero en su turno de saque se vio que no podía desplazarse con naturalidad y Monteiro le devolvió el quiebre, tras lo cual, Alcaraz tomó la decisión, acertada, de abandonar.
En la grada, su padre, Carlos, su tío, Tomás, y su hermano mayor, Álvaro, veían la repetición del accidente, detrás de Juan Carlos Ferrero, entrenador del prodigio de El Palmar, que no está teniendo fortuna esta temporada. Tras caer en cuartos de final del Open de Australia contra Alexander Zverev, volvió a competir la semana pasada, donde defendía título, y perdió en semifinales frente al chileno Nicolás Jarry. Allí se dejó 150 puntos. Como en Río hizo final el año pasado, pierde otros 300 y tiene a Jannik Sinner, a 535 de su segundo puesto. El número uno, Novak Djokovic, le saca ahora 1.050.
La lacra de las lesiones
Charly esperaba volver a la senda de los títulos en Brasil, con un cuadro asequible hasta una final que hubiera sido la primera para él desde la del Masters 1.000 de Cincinnati, el pasado mes de agosto. La ideo era conquistar un nuevo título y acabar con la sequía que tiene en ese sentido desde Wimbledon, en julio de 2023. Habrá que esperar al resultado de las pruebas que le hagan para conocer el alcance exacto de su dolencia, con el deseo de que no sea grave. La lacra de las lesiones está afectando más de la cuenta al Alcaraz desde que comenzó su carrera profesional, precisamente, fatal casualidad, en Río. Y, desde luego, como ningún otro jugador, no se lo merece. El percance sufrido pone en peligro su participación en la exhibición que tiene previsto disputar en Las Vegas (Estados Unidos) contra Rafa Nadal el 3 de marzo.
AS