Tras la dura derrota por goleada ante el Liverpool, los londinenses acumulan el enésimo fracaso deportivo tras una inversión gigantesca que sigue sin dar resultado.
El Liverpool de un Jürgen Klopp que ya celebra su ‘gira de despedida’ goleó este miércoles al Chelsea en Anfiled. El solitario gol de Nkunku apenas sirvió para maquillar un encuentro donde los ‘Blues’ recibieron cuatro goles y otros cuatro tiros al poste (todos de Darwin Nuñez), en lo que es una nueva derrota aplastante ante un equipo de los de arriba e hipotético rival en cuanto a potenciales objetivos.
El duro correctivo aplicado por el Liverpool llega en el ‘Deadline’ de la que es, la cuarta ventana de traspasos de la era Boehly, una etapa muy remarcada por el gran gasto en fichajes de enorme coste, basados sobre todo en jugadores jóvenes y aún poco contrastados.
Nombres como Enzo Fernández, Mihailo Mudyk o Moisés Caicedo, engrosan la nómina de grandes traspasos llevados a cabo por el magnate estadounidense. Pese al gran potencial de muchas de las nuevas figuras del equipo, así como la llegada de un capitán de barco contrastado como Mauricio Pochettino, los de la capital inglesa marchan décimos en Premier, en una temporada donde no han tenido distracciones en forma de competición europea (no clasificaron la pasada campaña).
La marcha de Abramovich en la primavera de 2022 supuso un antes y un después. Con el cambio de dueño, gran parte de la plantilla salió para dejar paso a nuevos talentos, en lo que fue un proyecto de renovación quizás demasiado ambicioso. En apenas dos años, Todd Boehly ha desembolsado un total de 1052M€ por una serie de futbolistas que no están dando el rendimiento esperado, teniendo al Chelsea a 12 puntos de puestos europeos.
Un proyecto a la deriva
En este último mercado invernal, el Chelsea no ha gastado un solo euro en fichajes, lo que significa que esos más de mil millones de euros de inversión se llevaron a cabo en tan solo tres ventanas de traspasos. La gran suma de nuevos jugadores, así como la salida de grandes pesos pesados del anterior proyecto, dejó al equipo con muy pocos referentes contrastados y los que quedaron, como por ejemplo Thiago Silva, elevaron sus quejas por esta situación: “necesitabamos fichajes, pero no cambiar el equipo entero”, dijo el capitán en una ocasión.
Con mucho diamante en bruto, pero sin una gran joya pulida, el Chelsea afronta un final de año que tiene tintes a fracaso. Es muy probable que el no clasifique a competiciones europeas, pese a estar ajustados a un presupuesto pensado para obtener beneficios de competiciones continentales. Con la enorme inversión en traspasos y salarios, la mitad de la tabla sabe a muy poco.