En su casa de las afueras de Madrid, Quique recibe a AS para analizar el partido entre dos de los equipos que ocupan un lugar privilegiado en su álbum de recuerdos.
Tiene alma de artista y corazón de futbolista. A Quique Sánchez Flores (58 años) se le presentaron, casi desde la cuna, dos caminos para elegir su destino. En la batalla de pasiones, el balón ganó al micrófono. Ahijado del legendario Di Stéfano, siempre sintió devoción por su padre, Isidro, que jugó en el Betis y en el Real Madrid en la década de los 50 y los 60. De hecho, pidió expresamente que su apellido fuese ligado al de su madre en su nombre de guerra futbolístico. Getafe ha sido su última estación, hasta el momento, en su largo y apasionado viaje por los banquillos. Ahora, como observador imparcial, verá y analizará el partido entre dos de los equipos que ocupan un espacio privilegiado en el palco de honor de su álbum de recuerdos y sentimientos. En su casa de las afueras de Madrid recibe a AS para mantener una charla reposada.
¿Echa de menos la adrenalina propia de su oficio?
En este momento me encuentro bien. Veo mucho fútbol y estoy al día de todo. He encontrado un remanso de calma y paz para disfrutar y poder contar el tiempo. Además, aún no estoy a una distancia lejana de mi profesión.
¿Cómo es la vida de un entrenador en la sombra?
Cuando acabo una etapa tengo siempre un período de introspección para hacer balance y filtrar lo que hay que mantener y lo que debes dejar a un lado. Después de eso, me encanta seguir ligado al fútbol. Veo muchos partidos, analizo muchos sistemas y me siento muy cercano a todo lo que ocurre en mi mundo. Me considero bastante estudioso de lo que sucede en cada encuentro que observo.
En este tiempo viendo los toros desde la barrera ¿le ha llamado la atención algo innovador que le haya enriquecido?
El fútbol está en continuo movimiento. Hay variables importantes. Me llama la atención la figura de los centrales o laterales que abandonan su posición para meterse por dentro y situarse como una especie de mediocentro. El jugador que más identifico con esa variante es Alexander-Arnold, del Liverpool. Akanji o Stones, en el City, también son un ejemplo de ello. El fútbol actual va por ese camino y existe un constante intercambio de posiciones. Ahora es muy difícil decir con qué sistema juega un equipo antes de empezar un partido porque todo es dinámico y está en continuo cambio.
¿Hay entrenadores que marcan diferencias como las estrellas en el campo?
Sin duda. Hay dos que llevan haciéndolo mucho tiempo, que son Klopp y Guardiola. Son tipos que allá donde van dejan su sello y consiguen grandes resultados, que es lo realmente importante, porque se ha generado una gran inmediatez y el fútbol va de gana
¿A usted qué le motiva en este momento para poder regresar?
Me ilusiona todo, pero no estoy convencido de querer aceptar determinados proyectos. He vivido ya muchas fases diferentes en diversos equipos y países y ahora necesito identificarme con algo que me guste y con jugadores que eleven a un equipo a cotas ilusionantes.
Desde su época de jugador en el Pegaso, con 17 años, hasta ahora, ¿cuál ha sido su momento más feliz en el fútbol?
La que menciona del Pegaso es una etapa inolvidable porque es la que origina todo lo demás. Tuve un entrenador como Eduardo Caturla que dio la oportunidad a un chico flaquito como yo, rodeado de hombres ya hechos, y formamos un grupo fantástico con el que todavía tengo relación tras 40 años. La década que estuve en el Valencia también fue magnífica. Crecí con grandes jugadores al lado y ambas etapas fueron de felicidad extrema.
Como entrenador, ¿su momento cumbre fue la Europa League de 2010 con el Atleti?
Realmente fue una temporada sufrida que fue ganando felicidad en la parte final, pero hubo momentos difíciles. De todas formas, es cierto que ese título lo compensó todo.
Ahora, Simeone está en su 13ª temporada y ha renovado por tres más, ¿ha encontrado la pócima de la inmortalidad en los banquillos?
La clave es la dinámica del club, la sintonía con el entrenador y la esperanza de éxito. El Atleti sabe que esa esperanza va muy ligada a la figura de su entrenador y eso ha motivado a todos a ser mejores. Este Atleti no tiene nada que ver con el que yo estuve, que vendía jugadores justo antes de empezar la temporada o en plena competición, como ocurrió con Jurado y Simao. Ahora tiene otro status y Miguel Ángel Gil tiene otra visión. El “Cholo” ejerce un gran liderazgo ante una plantilla muy competitiva.
Como aficionado, ¿es muy valencianista o tiene su pasión repartida?
En los momentos de mi vida en los que soñaba lo hacía en valencianista y, curiosamente, fue gracias a un madridista como Alfredo Di Stéfano, que era mi padrino y me enviaba bufandas, gorras, camisetas firmadas y balones cuando él estaba entrenando en Valencia. Yo me hice de quién más me cuidaba en ese aspecto, que eran Alfredo y Sara, su mujer. Por eso durante mi niñez y mi adolescencia me hice valencianista y luego, además, tuve la suerte de poder firmar con ellos y jugar allí una década. Después de esa etapa, he repartido mi aprecio y mi cariño por el fútbol más que por los equipos por los que he pasado.
¿En el Real Madrid-Valencia se decantará por alguno?
Ya no. Veo los partidos con ojos de cronista. Me gusta analizar qué está pasando y cómo lo contaría yo. No soy crítico, pero sí observado
Valencia fue siempre una ciudad que apreciaba y quería al Real Madrid ¿todo cambió a raíz del fichaje de Mijatovic o hubo algo más?
Yo he llegado a jugar un partido allí con las gradas llenas de banderas del Madrid. Es evidente que hay un antes y un después de Mijatovic. Creo que es necesario saber exactamente qué pasó. Por ejemplo, dos años antes yo me marché también al Madrid, pero fue porque el Valencia no me quiso renovar después de diez años. Inocencio Arias, entonces director general del Madrid, vino a hablar conmigo y me preguntó si ficharía por ellos y dije que sí, obviamente. Esa historia mucha gente no la conoce. En el caso de Pedja puede ser parecido. No sabemos la historia completa y posiblemente nunca la sabremos.
¿Diría que la del Valencia es una afición antimadridista ahora?
Creo que ha ido girando con el tiempo hacia sí misma para defender lo suyo y ser del Valencia más que de otros equipos grandes. Además, hay conflictos que no ayudan a resolver el problema y hacen daño.
Se refiere a lo que ha ocurrido con Vinicius…
Sí. A eso me refiero.
¿No cree que hay medios que cruzan la frontera de lo ético y avivan las llamas?
Ciertos medios tienen que hacer campaña para quien los lee, es lógico. En el enfrentamiento de Vinicius con cierto sector de la grada se abrió un melón que cada uno interpreta como le parece. Lo que no se puede hacer es culpar a toda la afición, con su grandeza, por la responsabilidad de unos pocos. De todas formas, lo de Vinicius es un asunto más generalizado, no está focalizado en Valencia ni mucho menos. La evolución dependerá del propio jugador y de cómo se vaya desarrollando en su comportamiento.
¿Vinicius debería poner más de su parte para cambiar ciertas actitudes? Hasta Puyol se ha ofrecido para ayudarle…
El chico tiene el mejor maestro que puede tener para corregirse. Con más sociabilidad y empatía que Ancelotti hay pocos, si es que hay alguno. Si Vinicius no ha corregido aún ciertos aspectos es porque está en camino de ello. Lo que no podemos hacer es exigir a los jóvenes es que se conviertan en adultos de repente. A Vinicius se le está exigiendo mucho desde que llegó y según va cumpliendo objetivos le pedimos más. Y aparte, pedimos calma al jugador más desafiante de todos porque su juego provoca el desorden y el desconcierto del rival. A ese tipo de jugadores hay que quererlos y animarlos a que no dejen de ser como son en el campo. La otra parte, la más oscura, la irá metabolizando y todos los que están a su alrededor deben contribuir a ello.
¿Qué le parece la eclosión de Bellingham?
No me está sorprendiendo. A mis amigos, cuando el Madrid lo fichó, ya les dije: “Ojo, con el jugador que viene”. He seguido de cerca al Dortmund desde hace cuatro años. Al principio por Haaland y cuando llegó Bellingham también por él. Me di cuenta enseguida que era un “cañón” como futbolista. No esperaba que tuviese tanto gol en el Madrid pero en Alemania llegaba tantas veces al área como para poder marcar también tantos goles. Le faltaba el gran acierto que está teniendo aquí pero ya se le veía que era un jugador descomunal. Lo que no podía intuir es que tuviera tanta personalidad al aterrizar en un club tan exigente y grande como el Madrid.
¿Le recuerda a algún jugador con el que haya coincidido como compañero o rival?
Del amplio panorama que tengo en mi mente al que más me recuerda es a Zidane. Por sus movimientos, gestos, elegancia y desplazamiento de balón, me recuerda al francés. Está a la cabeza de la nueva generación de jóvenes que vienen.
¿Cómo ve LaLiga? ¿El Atleti es tan candidato como Madrid o Barça?
A ellos no les gusta que se les empuje a eso pero esta es una liga de tres. El Real Madrid va a tener muchos partidos, con algunos lesionados importantes y sin un 9 como Benzema; el Barça no está en el momento top que estuvo por diversas razones y el Atleti ha subido su nivel. Por tanto, al Atleti lo podemos poner a la altura de los otros dos sin ningún problema.
Lo que sí le estará sorprendiendo es lo del Girona…
Es algo extraordinario. Me ocurrió algo curioso con Guardiola el año pasado. Cuando fui con el Getafe, perdimos y yo estaba enfadado, no ya por la derrota sino por cómo habíamos diseñado y construido el equipo. Me encontré a Pep al salir del estadio y se lo comenté. Él me dijo: “Eso aquí no pasa”. Y es verdad. Esa sensación de tener detrás un grupo que te apoya, que van todos a lo mismo y que tienen claro lo que buscan, en Girona existe. Lo vi también en el Leicester en Inglaterra. Ellos ganaron la Premier. El Girona imagino que no se plantea ganar LaLiga pero tienen un concepto definido, que además es bello y atrevido y está acompañado por jugadores sin mucho nombre pero muy buenos y un entrenador que tiene muy clara cuál es la idea a desarrolla.
¿Qué le parece la Selección con De la Fuente?
A mí me gusta referirme a la Selección sin apellidos porque es la selección de todos. Los seleccionadores, además, son dispensables. Ahí van los mejores jugadores de España, aunque puede variar el gusto y el seleccionador no es tan imprescindible. Estamos en una reconstrucción que va bien y, además, en una época en la que no hay una gran selección dominante.
¿Ese cargo, aunque no sea alguien imprescindible, le apetece?
En su momento, cuando se den las circunstancias, si surge, me apetecerá. Es la convocatoria más agradecida de todas porque todos los jugadores llegan encantados. Ahora ni me lo planteo porque me quedan años de entrenador, pero si algún día llega sería algo bonito.
Tras este período de introspección y análisis, ¿el Quique que vuelva a los banquillos será mejor que el que se fue?
El que tiene más experiencia en teoría es mejor que el anterior, pero si eso no está acompañado de motivación y energía no vale para nada. Yo nunca estoy parado, siempre estoy intentando mejorar y cuando he vuelto siempre lo he hecho más fuerte.
AS