El serbio ya está en la sede de la competición, con la que le une un vínculo estrecho, tras viajar en un vuelo privado procedente de Turín.
Novak Djokovic ya está en Málaga, donde esta semana liderará a la selección serbia en busca de la segunda Copa Davis de su historia (la única que figura por ahora en las vitrinas de los balcánicos es la de 2010, conquistada también con Nole en el equipo). Aterrizó allí este lunes por la tarde, en un vuelo privado procedente de Turín, donde el domingo ganó las Finales del circuito con Jannik Sinner, al que podría volver a enfrentarse en la competición por equipos, como víctima.
Djokovic tiene un vínculo especial con la Costa del Sol. Hace tiempo que situó allí una de sus residencias (también tiene propiedades en Mónaco, Nueva York, Miami o su Belgrado natal), una mansión de estilo marroquí en la zona de Sierra Blanca por la que desembolsó cerca de 11 millones de euros. Y allí vive y regenta una escuela de tenis su hermano mediano, Marko (el otro, el pequeño, es Djordje). Para colmo, de allí procede uno de los miembros de su cuerpo técnico, Carlos Gómez-Herrera.
Es por eso que durante la pasada fase de grupos de Valencia, a la que acudió solo unos días después de adjudicarse el US Open para ayudar en la clasificación, que Serbia acabó consiguiendo gracias en parte a su victoria sobre Alejandro Davidovich en la eliminatoria contra España, aseguró que esperaba “el apoyo” del público local a falta de la selección anfitriona. No fue esa una de las múltiples citas en castellano que dejó en su rueda de prensa. Un idioma que trata de incorporar a un repertorio que ya incluye inglés, alemán, francés e italiano, y que podrá mejorar estos días en su ‘segunda casa’, en la que puede convertirse en el serbio con más triunfos de la historia de la competición si añade alguno más a los 43 que ahora le empatan con Nenad Zimonjic.