El errático arranque de temporada del nuevo proyecto PSG, ya sin Neymar ni Messi, pone de nuevo el foco en el futuro del astro francés.
“Creo que es el momento de tomar una mayor responsabilidad. Quizás en París sea feliz, pero quizás en otro lugar también con un nuevo proyecto”. Esas palabras las pronunció Mbappé en mayo de 2019. Recogía el premio a mejor jugador de la Ligue 1 tras una temporada en la que el PSG había hecho los deberes (conquistó su sexto título de Liga en siete años), pero había caído estrepitosamente en octavos de la Champions con el Manchester United. Saltaron todas las alarmas, pero acabó interpretándose como una reivindicación en clave interna para gozar de un estatus más relevante en el equipo. Eso lo ha conseguido definitivamente esta temporada. Con la marcha de Messi (que no estaba en aquel momento) y Neymar es el líder indiscutible del equipo. Pero el decorado sigue siendo el mismo… o peor.
El comienzo de la era Luis Enrique en el Parque de los Príncipes está siendo errática. El equipo no termina de encontrar el rumbo en la Ligue 1. Las tres victorias, tres empates y una derrota cosechadas en las siete primeras jornadas le sitúan quinto, fuera de los puestos de Champions. En Europa el tono es igual de gris. Encuadrado en el grupo de la muerte, el PSG viene de encajar la segunda mayor goleada de su historia en Champions (4-1) ante el Newcastle. Aderezada con el picante de ser un ‘derbi’ entre clubes-Estado. El consolidado proyecto qatarí claudicó ante la emergente aventura saudí.
En lo individual, Mbappé cumple con su parte. Va pichichi del campeonato francés con siete goles en seis partidos (uno cada 62′ y suponen la mitad de los que lleva el PSG) y marcó al Dortmund en la primera jornada de la fase de grupos de la Champions. Pero su empuje no es suficiente. Su partido contra el Newcastle suscitó críticas: “Su primera parte fue muy decepcionante. (…) Quizás porque los balones no le llegaban, los buscó demasiado abajo, un poco como un organizador que no es, pero tampoco ofreció muchas soluciones”, escribió L’Équipe.
Donde hay un nuevo proyecto y reina la felicidad es en el Bernabéu. Allí brilla un nuevo Galáctico y el despecho por Kylian ha dado paso a la indiferencia. Bellingham es ahora el nombre en boca de todos. El culebrón Mbappé se reactivará en 2024, cuando acaba su multimillonario contrato en París. Si la temporada sigue por los mismos derroteros para los de Luis Enrique, incapaces de satisfacer las ambiciones deportivas de Kylian, volverán a sonar con fuerza los tambores de su llegada a Chamartín. Pero si esta vez finalmente sí cuaja su fichaje, tendrá que luchar no por conquistar sino por compartir el corazón del madridismo.