Hay que deshacer la casa, obra teatral escrita por el español Sebastián Junyent y dirigida por Carlos Gandolfo e interpretada por Charo López y Thelma Biral hace tres décadas, volvió a los escenarios porteños, ahora dirigida por Esteban Astorga y con las destacadas actuaciones de Mariano Castro Massa y Pablo Cornicelli.
Narra el reencuentro de dos hermanos, separados por la distancia y los enfrentamientos, que, tras un tiempo prolongado, se vuelven a ver al fallecer los padres y tener que desarmar el viejo hogar donde se criaron. Allí el hermano que quedó junto a los padres y el que emigró van soltando antiguos recuerdos, que van desde los reproches a las risas y de las frustraciones a las confidencias. Se presenta todos los sábados a las 20.30 en el Teatro El Ojo, Tte. Gral Juan Domingo Perón 2115, CABA.
Desempolvando viejos recuerdos, rememorando episodios felices y tristes, los hermanos hallan una buena oportunidad para sincerarse. Afloran reproches, risas, lágrimas, confidencias, aspiraciones y sueños rotos que generan la añoranza de lo que pudo haber sido.
Mariano Castro Massa, que interpreta al hermano mayor que se marchó siendo muy joven, cuenta que “la obra muestra a dos hermanos que realmente tomaron caminos muy distintos, muy diferentes, y a causa de la muerte de los padres se reencuentran después de mucho tiempo en la casa para repartir los bienes. Y la verdad que cada cosa que tocan, cada cosa que hacen es un recuerdo. A veces lindo y a veces no tan lindo”.
“Es un momento que aprovechan los dos para poder zanjar un montón de diferencias y un montón de angustias, miedos, temores y broncas que no habían podido solucionar hace mucho tiempo. Dejaron muchas cosas pendientes”, agrega el actor.
Resalta que “en el escenario sentimos que jugamos. José Sacristán, a la hora de recibir un premio, dijo algo que nos marcó mucho, que él empezó a actuar cuando era muy chiquito, poniéndose las plumas de indio frente a su abuela y entonces él salía a jugar. Y que esa fue la primera vez que sintió que actuaba. Él confiaba que su abuela se lo creía. Dijo que no hay nada más serio que dos niños jugando y que él sale a jugar, no le importa que pase del otro lado, si hay gente que lo aplaude o que no. Él sale y juega con toda esa seriedad. Así que sí, la verdad que es algo que nos tocó mucho y con Pablo intentamos tomarlo así”.
Castro Massa admite que “mucha gente, después de ver esta obra, nos dice que vivieron algo similar. Es un tema muy común y que algún momento todos tenemos que transitar. La gente nos dice eso en el teatro y también lo escriben en los comentarios de alternativa teatral. Por eso también elegimos la obra”.