El seleccionador se coronó a base de táctica con España en el Mundial. Ahora ya mira más arriba, a unos JJ OO.
“Me siento muy orgulloso de mis jugadoras, este éxito es de estas 23 futbolistas”, fueron las palabras entonadas – con la voz entrecortada – por Jorge Vilda tras lograr la gloria en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. El seleccionador español quiso dar todo el protagonismo a ellas, las que habían saltado al césped para esta final en el Stadium de Australia. Para las que hace dos meses están lejos de su casa, separadas de sus familias y entrenando lo más duro que pueden para poder llevar a España a lo más alto. Lo cumplieron, sí. Pero no estuvieron solas. Detrás de esas jugonas hay un técnico y un staff que se ha dejado la vida. Horas y horas de despacho, de vídeos de análisis. Más si cabe desde el motín. En sus cabezas nunca entró el rendirse, y con ello han llevado al equipo español en volandas hasta el éxito jamás logrado.
Cambios en el once
Para este Mundial, el segundo en la cuenta particular de Vilda, no se ha dejado nada sin probar. Las apuestas arriesgadas han sido máximas. Fue a todo o nada. Muchas fueron sus alternativas en el 11. Durante esta cita ha ido cambiando algunas cosas, línea por línea. De Misa a Cata Coll en la portería, Oihane por Olga y Ona por la otra banda, Laia por Ivana, Jenni retrasada de interior y múltiples opciones en la delantera. Cómo el tema de poner a Salma de suplente y en la final de 9 pura. Otra de sus dianas ha sido Tere Abelleira, la 6 que ha encajado a la perfección en su plan. La pieza que le faltaba.
Levantarse
Menos en el envite ante Japón, en todos ha acertado. Empezó ante Costa Rica con dos extremos descaradas (Athenea y Salma), contra Zambia tiró de jugonas con posesión de balón. Luego llegó el tortazo ante Japón. Ahora, con perspectiva, puede que necesario. “Ha sido un gran Mundial del equipo, muy completo, excepto el día de Japón. Creo que ese día fue necesario para poder levantar esta Copa”, afirmó Aitana ya con el MVP sobre sus manos.
Vilda también lo pensó. “Me imagino que ahora el equipo estará frustrado, pero pronto se convertirá en ganas de competir y afrontar los octavos”. Y así fue. Llegó Suiza y se la llevaron por delante. Con Aitana y Jenni como directoras de orquesta. No estaba Alexia y las dos encajaban a la perfección. Ante Países Bajos, en vez de potenciar las bandas, optó por el juego interior con Mariona por Salma. El plan fue perfecto, ya que la joven blaugrana salió para romper el choque. Igual que lo hizo en las semifinales ante Suecia. Jugadoras como Mariona, Salma o Alexia, recambios de lujo. España iba sobrada.
Toque en la final
En la final volvió a tirar de librillo. Y el planteamiento más arriesgado provino de La Roja. Alexia se volvía a quedar en el banquillo, sentaba a Esther y ponía a Salma de 9. Un cierto, ya que el equipo volvió a rendir igual que en las eliminatorias ante Países Bajos o Suecia, con el plus de una Salma que estuvo muy activa y mantuvo a las defensoras inglesas siempre bajo su tutela. Así jugadoras como Jenni, Aitana o Mariona tenían más libertad para aproximarse al área. Incluso Olga en el gol, ya que nadie se esperaba que optara por ese disparo potente con la izquierda, cuando había tantos recursos en líneas por delante.
Otro acierto de Vilda, que tiró de galones de nuevo cuando estaba ante el partido de su vida. Tenía en juego el respeto de un país entero. Se lo ha ganado a base de apuesta, a base de trabajo y sacrificio. Ni la presión ni la crítica pudo. Él es el gran vencedor. España, bajo su mando, es campeona del mundo.
AS