Llegó al Barcelona hace menos de un año y se convirtió en una de las jugadoras más importantes. Con el Mundial a la vuelta de la esquina. Keira Walsh se confiesa en el Guardian.
Llegó al Barcelona hace menos de un año y se convirtió en una de las jugadoras más importantes. Su fichaje fue cuestionado, incluso. Pero la centrocampista inglesa Keira Walsh sabe mucho de remontar las adversidades que se pongan en el camino. En un entrevista en The Guardián antes del debut con Inglaterra en el Mundial, se confiesa. A la blaugrana le sale elogiar a Patri Guijarro y a la plantilla, y también desmonta el mito del tiqui-taca.
Walsh pasó por un momento en su carrera en que las críticas eran tan fuertes y duras que pensó en dejar el fútbol. Por suerte, no fue así: “Bueno, ya no sigo tanto las redes sociales. Es un mundo enorme para mí. Por mucho que digas que no vas a mirar, miras. Y creo que cuando estás en ese espacio, ya sea bueno o malo, solo haces clic en los malos comentarios. Ahora tengo más confianza en mí misma. Todo el mundo te va a querer u odiar, es un juego de opiniones y tuve que aprender eso. En la Eurocopa lo disfruté mucho, me quedé en el momento, y espero que eso sea lo que voy a hacer en la Copa del Mundo”.
“Siempre he creído en mi propia capacidad. Pero hasta cierto punto solo soy una chica de Rochdale. Nunca pensé que estaría en esas conversaciones y ganando la Liga de Campeones, ganando el Campeonato de Europa”, admite.
Cuando la pregunta por su posición en el campo, mediocentro, tiene claro a quién mencionar. “En general se pasa desapercibida; mira a Patri en Barcelona. También pasa lo mismo en el masculino. Lena Oberdorf es probablemente la única a la que se menciona. Para mí, Patri es la mejor jugadora del mundo, y nadie habla de ella. La personalidad también va con la posición: no queremos ser las estrellas del espectáculo”.
Walsh admite que tuvo problemas de adaptación al Barça: “Al principio realmente me costó algo de tiempo encontrar mi confianza. Es un club tan grande con grandes jugadoras… Me llevó algún tiempo encontrarme. Muchas de ellas han crecido juntas y jugando a la manera de Barcelona. A veces en el entrenamiento es muy agradable verlo; a veces estoy en la oposición y no puedes evitar aplaudir”.
También desubre una virtud del juego culé que no se alaba tanto: “Me sorprendió lo agresivas que son. Todo el mundo siempre habla de que las jugadoras españoles o catalanas porque son buenas con la pelota, inteligentes y tácticamente muy buenas. Pero para mí fue la agresividad sin la pelota, la voluntad, el deseo de hacer todo el trabajo posible para llegar a la pelota y el pressing y las faltas tácticas y toda la inteligencia en el juego”.
Con el tema del idioma, Walsh, todavía no lo tiene tan controlado. “Tengo dos clases a la semana y aún así… terrible. Honestamente, las chicas han sido increíbles conmigo. Desde el principio me invitaban a ir a cenar y almorzar. Incluso los que no saben hablar inglés lo intentan”, dice. Así, la adaptación al grupo está totalmente superada. “Honestamente, se ríen de mí por todo. Mi apodo en el equipo es Ginger, porque mi pelo es naranja. Ni siquiera me llaman Keira, solo me llaman Ginger. Pero es bueno que se sientan lo suficientemente cómodos como para hacer eso, tener esas bromas y poder reírse el uno del otro. Creo que eso es muy importante para el equipo. Así que, sí, no me ofende, creo que probablemente sea algo agradable”.
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