Desde Nervión, más pendientes del asunto Monchi, creen que el regreso del camero es “algo sin sentido”. La afición se divide sobre esa posibilidad.
Las redes sociales consiguen estos días convertir en presunta información aquello que parece imposible de producirse. O casi. Dentro del Ramón Sánchez-Pizjuán nadie se había planteado la posibilidad de que Sergio Ramos retornase al Sevilla para el final de su carrera. “Eso no tiene sentido”, afirman a As desde el club cuando se les cuestiona por la vuelta del camero. Pero Sergio no acaba de decidir su futuro y hay quien sugiere que anda dispuesto a bajar sus pretensiones económicas (a la mínima expresión) para poder cumplir un sueño: retirarse de blanquirrojo.
Enredados tras la marcha de Monchi y el fichaje de otro director deportivo, en el corazón de Nervión no hablan ahora de refuerzos para la plantilla. Y si lo hacen, no entra en los parámetros un jugador como Ramos, por el que los equipos saudíes se pelean ofreciendo cantidades cercanas a los 50 millones de euros por temporada. Y que sigue teniendo jugosas ofertas en Inglaterra e Italia. El asunto es que el camero, de 37 años, no acaba de decidirse por dar el salto a Arabia y sigue sin encontrar acomodo tras terminar su etapa en el París Saint-Germain.
Sergio se había convertido en una especie de némesis para muchos aficionados del club que le vio nacer a la elite y le traspasó al Real Madrid en 2005, cuando apenas tenía 19 años. Esos mismos hinchas que en las últimas horas han puesto el grito en el cielo con sólo escuchar la opción, remota a todas luces, de que el central multicampeón pueda vestir de nuevo la elástica nervionense. Mensajes encontrados en las redes de sevillistas que se abren a recuperar al que ha sido (y sigue siendo) uno de los mejores defensas del Mundo y de otros muchos que no quieren verlo en su equipo ni en pintura.
Que la justicia decidiera cerrar hace meses uno de los sectores de la grada más ultra por haber insultado a Sergio, en un suceso de muchos años atrás, no ayuda a la redención. Tampoco que queden en la retina aquellas celebraciones de la Supercopa de Europa, o algún gesto después de marcar que calentó al extremo a la grada del Sánchez-Pizjuán. Todo ello forma parte del carácter de un futbolista ultraganador que, es verdad, nunca ha ocultado su filia sevillista. Y esa personalidad arrolladora es lo que abre alguna rendija, milimétrica, para que pudiera volver a la que fue su primera casa en el fútbol.
AS