En homenaje a José Pepe Amalfitani, ex presidente y orgullo de Vélez Sarsfield y reconocido por todo el ambiente futbolístico del país por sus cualidades como directivo, se celebra hoy, 14 de mayo, en Argentina el Día del Dirigente Deportivo.
Amalfitani falleció el 14 de mayo de 1969, tras una prolongada enfermedad. Sin embargo alcanzó a disfrutar la consagración de su amado Vélez como campeón por primera vez en la historia, conquistando el Torneo Nacional 1968. De todos modos, Don Pepe siempre privilegió destinar el dinero a comprar materiales de construcción para levantar obras antes que dedicarle un presupuesto alto al fútbol profesional.
Marca registrada de Amalfitani eran su honradez y sus valores morales; también su carácter fuerte y pasional y su picardía para conseguir donaciones y mano de obra para beneficio del crecimiento de la infraestructura de Vélez.
El personaje de baja estatura y ojos vivaces que centellaban detrás de unos gruesos anteojos defendía como un león herido el dinero del Club Atlético Vélez Sarsfield, su refugio desde su niñez en Villa Luro,
Fue presidente de Vélez en dos oportunidades, breve el primer período y muy extenso el último. Su estreno en el cargo máximo fue entre 1923 y 1925. Su carácter duro encendió chispas de discrepencia con colegas y socios y lo mantuvieron afuera del club durante un tiempo.
Pero no resistió ver a su Vélez en un momento delicadísimo –el peor de su historia– y regresó, cargado de fuerza y determinación, con el equipo descendido a Primera B y sin estadio por haber perdido su mítico Fortín de Villa Luro. El fantasma de la desaparición acechaba…
Amalfitani no se amedrentó ante el tremendo panorama. Volvió ser elegido presidente en 1941, extendiendo suu mandato hasta su muerte en 1969, y en un terreno pantanoso y despreciado en Liniers consiguió levantar el nuevo estadio y las instalaciones deportivas y culturales. Ofreció su patrimonio personal como garantía y alternaba sus actividades profesionales -fue comerciante, periodista, maestro mayor de obras y gastronómico- con su trabajo incansable en el club de sus amores.
“Cada chico ganado a la calle es un título obtenido” y “El cemento es mudo pero elocuente”, repetía con firme y contagiante convicción. Esas frases quedaron como parte de su legado.
Son famosas las anécdotas de la época que cuentan como Pepe Amalfitani lograba que camiones desviasen su recorrido y descargaran escombros para el rellenado del pantano. O su gestión para una donación de material en desuso de los cercanos Ferrocarriles, incluyendo una antigua locomotora, para tapar esa superficie fangosa y donde muy pocos pensaron que se podría levantar una sede deportiva.