Diego Armando Maradona despierta pasiones en todos los rincones del planeta, la desaparición física del 10 no hace que su inmensa cantidad de fieles admiradores lo olviden. Y por el mundo existen pequeños, y grandes, santuarios para expresar esa devoción. Por ejemplo, en el porteño barrio de Mataderos, el artista plástico Marcelo Chiarello tiene su colección privada, a la que bautizó Bendito 10.
Chiarello, experto en mosaiquismo, hizo, con su arte, varias obras con Maradona como motivo. Y forman parte de su museo particular, aunque él prefiero llamarlo “Muestra permanente de Arte Maradoniano”, con distintas imágenes de Diego formadas con partes de mosaicos y azulejos. Ocupan una parte preponderante en las dos habitaciones, que van de pared a pared e incluyen techos, de distintos objetos relacionados con el ex capitán de la Selección Argentina.
Esas obras artísticas hacen el maridaje perfecto con otros artículos: camisetas, fotos, documentos, libros, banderines, figuritas, publicidades, medallas, monedas, etc. Entre las fotos, hay varias inéditas.
“Yo ya venía trabajando con imágenes de Diego sobre mármol, sobre piedra, y también era coleccionista de sobres de figuritas. Iba mucho al parque Rivadavia y ahí empecé a comprar cosas de Diego. Además de comprar, también vendía porque me demandaban figuritas estampadas en piedra. Así, como sin querer empecé, cuando me quise dar cuenta empecé a armar está colección y con mis trabajos de mosaiquismo lo giré hacia el arte”, le cuenta el artista a IAM Noticias.
¿Cómo llegaron tantos objetos de Maradona a sus manos? Chiarello explica que “me empecé a relacionar con otros maradonianos. Entre ellos conocí al dueño de la casa de Lascano, donde vivió Diego y ahora es un museo y le armé el santuario en esa casa. Al material que yo tenía, le fui agregando piezas que intercambiaba, mucho me regalaron y algo compré. Hace ocho años me decidí a armar esta muestra en la que fue mi casa materna y donde tengo el taller. Y la casualidad del destino hizo que la noticia del fallecimiento de Diego la recibiera acá, en plena pandemia”.
Siguiendo con el tema, agrega : “No lo podía creer. Además del arte, trabajo como personal de salud y varios médicos siempre me decían Diego es de titanio y otras frases relacionadas con su fortaleza. Hasta que pasó lo peor y te repito que yo no lo podía creer. Dio la casualidad que justo recibí la noticia en este lugar”.
Sobre la combinación de taller de arte y artículos de colección, Chiarelllo dice que “se que soy muy maradoniano y tengo un espacio de arte. A mis propias piezas, le sumo el aporte de amigos, como un caricaturista que me dio unos trabajos excelentes. Muchos me mandaron diarios de distintas partes del mundo con noticias de Diego. Y bueno, así fui armando esto, todo a pulmón. Creció tanto que vinieron de distintos medios internacionales acá a filmar y hacer notas”.
Volviendo a la forma de sumar artículos, el artista plástico cuenta que “varias personas me dijeron: tomá, te regalo esto para que lo tengas, llévalo para tu museo. Yo no le digo museo, yo lo llamo muestra de arte permanente, porque está girado hacia eso. Un vidriero se puso a armar la mano de Dios en vidrio, con madera y con la guarda mexicana. Me regalaron distintas remeras y otras compré. Así fue armando, y hoy es lo que es gracias al aporte de mucha gente”.
Entre la gran cantidad de objetos acumulados, no duda al destacar: “tengo dos cosas que valoro mucho, una son las figuritas firmadas de puño y letra de Diego. Es más hasta tengo la fotografía que lo muestra firmándolas. Y después, tengo una historia con una pieza que armé en mosaiquismo, que es una pelota con la que Diego está haciendo jueguito. Se me ocurrió hacer esa Pintier en un redondel de mármol, así que fui a una marmolería a encargarla. Cuando les conté que era para una obra de Diego que en ese entonces vivía, me hicieron dos en vez de una, por las dudas. ´Camino a casa, estaba rompiéndome la cabeza para ver como iba a hacer los gajos. Pero cuando le pegué el primer martillazo se me armó la pelota, sola, con los gajos. Fue la mano de Dios”.
Mientras analiza trasladar su muestra desde la intimidad y privacidad de un hogar a un salón para que pueda ser observado por más público, Chiarello recuerda una de las tantas historias emotivas de su colección: “Tengo varias cosas cargadas de una parte afectiva importante, de gente que ya no está. Como un diario de Francia, dedicado a Maradona, que era de un coleccionista que conocí en el parque Rivadavia. Me lo prometió antes de la pandemia y después de tanto tiempo yo pensé que tenía que olvidarme de ese diario. Con la muerte de Diego, pasó a valer una fortuna. Tampoco es que tenía una amistad con ese muchacho, pero cuando se volvió la rutina, después de la pandemia, nos encontramos y me entregó el diario. Me dijo Te lo prometí y acá te lo doy. El maradoniano es así, de palabra. Este muchacho hoy, lamentablemente, no está entre nosotros, pero me quedó ese recuerdo y ese valor afectivo”.