Los parisinos sufrieron su octava derrota del año, la segunda seguida en casa, contra un Lyon que no necesitó ni su mejor versión.
El PSG ha tocado fondo definitivamente. El proyecto está completamente roto, los jugadores andan por el campo y los rivales se pasean por el Parque de los Príncipes con una facilidad que sorprende ante la inferioridad flagrante de las plantillas. Los de Galtier sufrieron su octava derrota del año, la segunda consecutiva en casa, contra un Lyon que estaba pensando en las semifinales de Copa y que está en una de las peores temporadas de la última década. Fue suficiente un gol de Barcola en el segundo tiempo para perforar a un equipo al que la eliminación de la Champions League le ha aniquilado por completo.
El partido se retrasó diez minutos por la llegada tardía del bus del Olympique de Lyon. En los prolegómenos, con una Virage Auteuil de celebración, pues cumplía 15 años, Messi volvió a recibir pitos por parte del fondo de los ultras parisinos. Mbappé, por su parte, recibía una sonora ovación y Galtier, cuyo futuro sigue en el aire, salía con tres centrales pese a la ausencia de Ramos.
El PSG ya solo quiere que pasen los días, semanas y meses y que se acabe la temporada cuanto antes. La motivación de los jugadores es mínima y ni partidos como el de este domingo ante el Lyon le suponen un aliciente. O incluso el título de la Ligue 1, con el que puede superar al Saint-Étienne como equipo con más títulos, tampoco le llena.
El Lyon, que estaba pensando en el partido de Copa, salió con miedo, tímido, zozobroso, aunque con el paso de los minutos se fue creciendo. Mbappé desaprovechó un brillante pase de Messi de tacón intentando superar a Lopes de vaselina, pero su remate salió lamiendo el poste. Los de Blanc, exentrenador del PSG, acumularon varias llegadas de peligro, hasta que llegó el regalo de Donnarumma.
El italiano sigue siendo un portero inseguro, incapaz de alcanzar la regularidad en París. En una gran transición, Cherki dejó solo a Barcola. El canterano se resbaló, pero el rechace lo cogió Lacazette, que se anticipó al guardameta y provocó un penalti de oro para el Lyon. El veterano delantero, sin embargo, estrelló la pena máxima en el poste y Tagliafico, que estaba haciendo un gran partido, envió el rechace a las nubes. El PSG se salvaba tras un primer tiempo muy flojo en líneas generales.
El parsimonioso ritmo de los de Galtier tuvo finalmente sus consecuencias. En un despiste, el enésimo, de la defensa del PSG, el joven Kumbedi, que a sus 18 años es un lateral con unas condiciones más que interesantes, asistió a Barcola, que batió a Donnarumma con un buen remate al primer toque con la izquierda. El PSG, noqueado, era incapaz de encontrarle antídoto a su crisis. Esta vez, su portero fue determinante, ya que con una parada casi imposible evitó, tras un gran disparo de Dembélé, el que hubiera sido el segundo de los de Blanc, que aguantaron sin sufrir y le infligieron al PSG la octava derrota del año.
AS