Doblete del delantero rojiblanco, que ha encontrado el filón realizador en abril. La Real, muy fallona en las áreas.
Curioso lo de Iñaki. Entre noviembre y marzo, ni oler el gol. Con un Mundial por medio, en el que, ante lo esquivo que le ha sido siempre el rojo de España, eligió los colores de Ghana. Y en dos semanas, las que llevamos de abril, cuatro. Agradece ser extremo, con Guruzeta destinado a la punta de lanza. Al mes fantástico le ha dado continuidad con un doblete que reanima al Athletic para el objetivo europeo e incluso para trazar sueños celestiales en la Champions. Lleva 8 tantos en Liga e iguala en el pichichi con Sancet. El ‘9′ dinamitó el derbi ante una Real apocada, que reaccionó de la mano de Barrenetxea en el amanecer del segundo tiempo, pero se quedó en un amago. Sus errores clamorosos en las áreas pisotean la hoja de servicios del cuarto clasificado de la competición. En la primera vuelta volaba fuera de casa y ahora le han cortao las alas. Errores en las marcas en los goles y cuatro fallos ante Simón muy sonrojantes. La Catedral acabó entre gritos de ‘olé, olé’, algo muy poco habitual en los 125 años de historia de la entidad bilbaína. A esto gana el que está más acertado y el rótulo de la eficacia iba en rojo y blanco.
Valverde puso en liza un once de contención, con el doble pivote Vesga-Dani García, que tantos debates suscita en Bilbao y alrededores. Funciona de maravilla. Ante la sanción a de Marcos y la lesión de Lekue, poner como lateral derecho a Capa era lo más lógico, pero es que lleva mucho tiempo en el ostracismo, sin que nadie adivine muy bien por qué, y sembraba muchas incógnitas. El portugalujo sumaba un suspiro, 36 minutos, en año y medio y no salía en el once inicial desde abril de 2021. Los desbordes de cariño del estadio no cesaron durante toda la tarde. La voluntad del defensa mitigaba su escaso ritmo y alguna que otra oxidación posicional. En la segunda parte, con la entrada de Barrenetxea, se le vinieron encima todas estas semanas de inactividad. Imanol puso en liza un equipo sin un nueve puro y con su célebre rombo en la zona de creación. Abrieron fuego ambos como manda el guion habitual en este tipo de citas, sin un dominador claro, con pocas ganas de arriesgar y con más tensión que acierto.
Nico se metía entre el lateral y el central y provocaba desajustes en la zaga txuri-urdin. El Athletic se volcaba más por esa izquierda que dominaba el pequeño de los Williams. Por ahí surgió la primera gran ocasión del 11, en el minuto 26, que desvió Remiro a córner. A Iñaki le costaba entrar en calor. Mientras, Brais Méndez trabajaba a destajo en la recuperación. El sistema de Imanol requiere mucho esfuerzo para tapar las bandas, ya que el meollo del fútbol lo tienen más por dentro. La buena presión de los locales en zonas intermedias incomodaba a una Real que empezaba a sentirse patosa. Le robaban muy alto y no entraba en funcionamiento la sala de máquinas, le resultaba imposible asociarse.
El Txingurri ordenó cambiar de banda a los hermanos Williams. Por probar, que no quede. Mano de santo, porque Iñaki se desencadenó de inmediato. Primero con un tiro a colocar desde la frontal. El balón se le quedó entre las piernas y apenas pudo emplear la fuerza. Se la paró Remiro, que mandó de nuevo a córner. Se estaba gestando el 1-0. Fue en el saque desde la esquina. Llegó la enésima peinada de Vesga en este tipo de jugadas, y el balón le cayó a Iñaki, que no acertó a rematar de primeras. La jugada más embarullada, pero mejor resuelta. Muñoz se fue al suelo y no logró que nadie le auxiliara. Ante el despiste generalizado de la zaga visitante, tuvo el internacional ghanés una segunda oportunidad, que no dejó escapar. Eso sí, el VAR sudó lo suyo para adivinar si tras el primer rebote el balón, que se coló por la axila de Iñaki, llegó a rozar el codo. Había que hilar muy fino y el sanedrín que encabezaba Iglesias Villanueva determinó que no había infracción.
Los leones tenían más clarividencia hacia la victoria y Guruzeta ensayó de lejos, pero de nuevo el cuero se topó con Remiro. Imanol deshizo el rombo en el segundo tiempo para ponerse a parejas sobre el verde de San Mamés en medio campo: Dani García-Vesga ante Merino-Zubimendi. Quitó a Brais y puso a Barrenetxea, que cambió todo el panorama gracias a su verticalidad. Para empezar, firmó al fin una ocasión de peligro para la Real, en el minuto 55, atajada por Simón, que también reaccionó magistralmente ante el rechace que cazó Kubo. Los donostiarras empezaban a reaccionar, la Real parecía otra. El cambio de piel total se imaginaba con Sorloth y Cho, que trataban de añadir físico en el área y velocidad en la llegada, respectivamente, pero a la hora de la verdad casi ni enteraron de la película. El noruego falló una ocasión clamorosa. Sí lanzó muy tocado un tiro el francés, que taponó Simón cuando iba a la escuadra. Tres grandes paradas del internacional en momentos claves. Y cuando comete pifias godas, le sonríe la fortuna. En el minuto 88, dio una horrorosa cesión, se la cazaron y Sorloth sirvió en bandeja a un Barrenetxea completamente solo, aunque la lanzó muy arriba.
Vivian salió por Capa y cerró el grifo de Barrenetxea. La Real tiene el problema de que sus laterales son intrascendentes en ataque. Cuando el Athletic estaba achicando agua, llegó un contraataque letal a tres toques. Corría el minuto 70. Nico cedió a Sancet y este abrió a Raúl García, que cambió el juego prodigiosamente para la carrera de Iñaki. Arrasó en su carrera y encaró a Le Normand, que le dio demasiado espacio. Lanzó un zapatazo casi sin ángulo para rugir más que nadie en el derbi.
AS