El atacante de 35 años fue decisivo una vez más con dos goles, uno de ellos en la prórroga, para que los Bolsos salieran campeones.
Ambiente de gran cita en el Estadio Centenario de Montevideo para recibir a los dos equipos que se disputarían el titulo de Primera División. Nacional y Liverpool se enfrentarían en la final de los playoffs en calidad de campeones del Clausura y el Apertura respectivamente.
Una vez más, como es habitual desde hace meses en el fútbol uruguayo, gran parte de las miradas estaban puestas en un Luis Suárez que ocuparía punta de ataque en busca del titulo con los Albos. En frente, un Liverpool de Montevideo que venía de cuatro victorias consecutivas en liga, y con un estado anímico excelente.
Entre todos estos ingredientes de emoción, comenzaría una final que tendría sus minutos de tanteo, en los que ambos equipos estudiaron a su rival, mientras que poco a poco la balanza y el peso del juego se iban inclinando hacia un Nacional que tomaba la iniciativa. De esta forma, en el ecuador de la primera mitad, Leo Coelho sería el primer amonestado en los Bolsos, y tan solo 3 minutos después, Lemos sería vería primera amarilla en Liverpool.
Reparto de tarjetas en ambos equipos, y reparto ligeramente inclinado para Nacional en fútbol y ocasiones sería el perfecto resumen de un inicio de encuentro lleno de energía, pero vacío de goles. Las defensas se impusieron en todo momento, y el ritmo de juego complicaba envios precisos y jugadas claras de remate.
Así entrariamos en un segundo tiempo que empezaría de una forma distinta. Tanto sería así, que apenas 5 minutos después del pitido del árbitro, y como no podría ser otro, el eterno Luis Suárez rompería la igualada. La estrella mundial, dando muestras de esa clase y olfato que siempre ha tenido, tiró un túnel dentro del área rival, para después colocar en balón lejos del alcance del meta. Se adelantaba Nacional y lo hacia por medio del de siempre.
Tras el gol, Liverpool buscaría una reacción y empezaría a empujar buscando su momento en el juego, y tras un penal que el árbitro no dudo en señalar, Thiago Vecino, en el 68 de juego no perdonaría desde los 11 metros para poner la igualada. 12 años de diferencia entre los goleadores del encuentro.
Tras esto, un nuevo hecho notable volvería a ser capital en el desarrollo de la final, y es que un Pereira que ya había visto la tarjeta amarilla en el minuto 61 volvería a ser amonestado en el 80, dejando a su equipo con 10, con una prórroga casi inminente a la vista. Y así llegariamos al término del tiempo reglamentario, con un empate que obligaría a jugar al menos, dos tiempos extra.
El fútbol es a veces agradecido, y aporta todo lo que puede en que de vez en cuando, se puedan firmar las más bellas de las historias junto a un balón. La de Luis Suárez cada día es más de este tipo de historias. En el minuto 96, tras un partido de una exigencia enorme, ese veterano charrúa de 35 años, cansado de hacer goles por toda Europa, sacaría fuerzas para marcar el segundo de Nacional, que se volvía a ver un poco campeón.
Pasaron los casi 25 minutos de prolongación. Las piernas pesaban y cada vez se hacia más difícil mantener el orden y un juego equilibrado, lo que dejaba a Liverpool en manos de un golpe de genialidad, que tristemente no llegaría. Lo que si que llegarían serían dos tantos más de Nacional; un Gigliotti recién internado en la prórroga anotaría en dos ocasiones sentenciaría el encuentro. El tiempo siguió pasando hasta más allá del 120, cuando el colegiado decidió poner fin a un encuentro que hace un poquito más grande la figura de Luis Suárez.
Lucho se convierte así en campeón de Primera División uruguaya a sus 35 años, y muestra que pese a que el tiempo no perdona en lo físico, el resto de facetas de un crack como ha habido pocos, pueden seguir intactas hasta el fin de su carrera. Doblete, titulo, y todo el reconocimento de los apasionados al futbol, que ahora pensamos si de verdad Suarez puede regalar una última actuación en un Mundial de Qatar que sería un broche único a una carrera excepcional.