Lloró Lionel Messi. Lloró como nunca en el estadio Monumental. No fue un llanto desconsolado, pero sí de desahogo. El capitán de la Selección Argentina tuvo su noche, su partido soñado. Levantó la Copa América en su país. Quizás el trofeo más cercano a sus sentimientos entre los muchos que levantó a lo largo de su exitosa carrera. Y lo hizo nada menos que después de despacharse con un triplete ante Bolivia, por las Eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Qatar 2022.
“Tenía ansiedad. Muchas ganas de poder disfrutarlo. Esperé mucho tiempo esto y ganamos el partido, que era lo importante. Ahora, a disfrutar”, decía después del partido, mientras los ojos se le empañaban.
Y continuó: “Busqué mucho este momento único, lo soñé y se dio, después de tanto esperar. No había mejor manera de que sea y poder estar hoy acá festejando es increíble”.
“Están mi mamá, mis hermanos en la tribuna. He sufrido mucho y estoy muy feliz”, resumió el capitán argentino que ya no pudo contener el llanto. Que no fue desconsolado, como el de las finales perdidas. Pero sí contuvo el sentimiento genuino de una tarea cumplida.
Después de convertirse en el jugador con mayor cantidad de goles convertidos en selecciones sudamericanas, con 79 goles, superando nada menos que a Pelé, Messi desató el festejo que tenía atragantado desde su debut en el seleccionado mayor, en un ya lejano año 2005.
Sus tres goles
El crack rosarino abrió la cuenta a los 13 minutos con una jugada exquisita. Ejecutó un caño a un jugador boliviano para dejarlo zapateando en el aire, acarició la pelota hacia la izquierda para calibrar el disparo y definió, desde la medialuna, con su clase única.
El segundo gol de Messi llegó tras una combinación en velocidad, y en espacios reducidos, con Lautaro Martínez. Fue una de las pocas conexiones que pudo tener con el delantero de Inter durante todo el partido.
En su tercera y última conquista, el jugador de París Saint Germain capturó un rebote de Carlos Lampe tras un remate de media distancia de su compañero en ese equipo francés Leandro Paredes, y le puso la firma definitiva a su noche mágica.