Walter Kohan es un filósofo y profesor universitario argentino radicado en Brasil hace más de veinte años. Además es muy futbolero, por eso enterarse de la posibilidad de estar presente en el Maracaná para presenciar la gran final sudamericana le encendió el motor de la ilusión.
Sin embargo, a medida que transcurrió este viernes, la decepción y el desánimo fueron tapando su euforia inicial. “Pintaba todo perfecto: Argentina-Brasil, Messi, el Maracaná, entrada gratis. ¿Qué más se podía pedir? Que reviva Maradona, nada más”, comenzó brindando su testimonio exclusivo a IAM Noticias.
“Con todo ese entusiasmo, llegué al Consulado a las 17 horas, supuestamente el horario en que iban a empezar a dar las entradas. Había bastante gente, entre ellos un flaco que estaba desde las 8 de la mañana. Llevé el certificado de vacunación y el PCR que certifica que no tengo Covid”, agrega.
Cuenta que “había muchos rumores y nada de información. La gente se ponía nerviosa y no sabía nada. Me dio lástima una familia, de cuatro integrantes, que fue a una farmacia cercana a hacerse el PCR y tuvieron que pagar 150 reales cada uno. Y después no les sirvió. Como a las 18, dijeron que el PCR de antígenos no servía, que tenía que ser de laboratorio. Pedían un PCR especial que se hace en laboratorios privados y demora muchas horas. Y recién hoy avisaron que daban las entradas solo a los que tenían dos copias impresas de ese PCR específico…”.
El argentino, fanático de Vélez, cuestiona: “¿Si el certificado común, que se hace en farmacias, hospitales o centros médicos, garantiza que no estás infectado de coronavirus, por qué complican las cosas? ¿Es para elitizar más todavía el fútbol? Es un estadio con capacidad para 80.000 personas y sólo habilitan 5.000 que van a estar bien separadas. La verdad que te sacan las ganas”.
Kohan no se rindió, averiguó en su obra social y le dieron la posibilidad de hacerse el PCR especial mañana, sábado, bien temprano. Luego volvió a la fila del Consulado y recibió su número: “es el 300 y pico, habían dicho que había 2200 entradas para argentinos y quien me dio el número me dijo: “quedáte tranquilo que todavía hay más de 800 entradas” Me quedé pensando porque hoy repartieron menos de 80 entradas… las cuentas están un poco raras”.
Explica que “muchos compatriotas se decepcionaron y tiraron sus números. Es una lástima que con estos juegos de poder económico estropeen una cosa tan linda como el fútbol. Mis dos hijas, que nacieron en Brasil y hoy estaban conmigo en la fila con sus camisetas de Vélez ya desistieron… Hacer la Copa América acá fue una maniobra política muy sucia y no tengo muchos argumentos para convencerlas. Era una oportunidad tan linda que vieran a la Selección, quizás campeona en el Maracaná. Una pena. ¿Cuándo aprenderemos a hacer las cosas de otra manera, para que una fiesta sea una fiesta y no el reflejo de lo que no queremos ser?”.